Cuando la infancia ya no se trata de jugar
Hay niños menores de 10 años que dejan a sus padres y la escuela por primera vez para venir al Centro Nacional de Entrenamiento Deportivo de Hanói. Entrenan de 6 a 8 horas diarias. Cuando llega el verano, en lugar de descansar, entran en la temporada de entrenamiento más intensa del año: la preparación para los torneos.
No hay verdaderas vacaciones de verano, ni mucho tiempo para juegos infantiles. Sus vidas giran en torno a las sesiones de práctica con la barra fija, la viga de equilibrio, el trampolín… Sus pequeños cuerpos suelen estar cubiertos de arañazos y moretones, pero perseveran, superando el dolor en silencio.
Voluntad de acero en un cuerpo pequeño
Lo que conmueve a los adultos es el espíritu y la determinación de los jóvenes atletas. No solo tienen que entrenar con mucha intensidad, sino que también tienen que aprender a vivir fuera de casa, a ser independientes en todo: desde lavar la ropa, comer hasta mantener la disciplina. Algunos niños extrañan tanto su hogar que lloran por la noche, pero a la mañana siguiente se esfuerzan por levantarse e ir al gimnasio con una determinación inquebrantable.
Comprendiendo las desventajas y la nostalgia de los niños, los profesores del Equipo Nacional Juvenil de Gimnasia del Centro Nacional de Entrenamiento Deportivo de Hanói no solo se preocupan por el entrenamiento físico y las técnicas, sino que también se centran en la vida espiritual, creando un ambiente de entrenamiento cálido y cercano, como una segunda familia. El apoyo, la escucha y el compartir constantes de los profesores ayudan a los niños a ser más firmes y perseverantes para superar las dificultades, perseguir su pasión y desarrollar sus talentos.
Un sacrificio silencioso pero grande
Detrás de cada paso de baile, de cada movimiento ágil y preciso, se esconden horas de práctica ininterrumpida, los sacrificios silenciosos de niños precoces. Han sacrificado parte de su infancia para perseguir su pasión, para soñar con algún día alcanzar la gloria, honrando a su familia y a su país.
El éxito no llega de la noche a la mañana. Pero esa determinación y ese espíritu de sacrificio son la base fundamental para que los "amigos del deporte" de hoy se conviertan en los "héroes del campo" del mañana.
Las jóvenes gimnastas no solo entrenan su fuerza física, sino que también cultivan el espíritu de superación, algo que no todas pueden lograr a tan temprana edad. Merecen ser llamadas jóvenes guerreras, aquellas que escriben las historias más hermosas e inspiradoras del mundo deportivo del país.
Fuente: https://baovanhoa.vn/the-thao/nhung-vdv-the-duc-dung-cu-nhi-kien-cuong-khong-co-he-147910.html
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