1. Pasea por plazas y fuentes antiguas
La Fontana de Trevi se llena de gente en verano, pero eso no significa que pierda su carácter sagrado (Fuente de la foto: Collected)
Nada define mejor la experiencia de viajar en verano a Roma que un tranquilo paseo por las grandes plazas, donde el tiempo parece haberse detenido, con solo el sol pintando vetas doradas sobre el mármol y el gorgoteo de las fuentes mezclándose con el suave ruido de los zapatos sobre los adoquines.
El verano ilumina las plazas de Roma. La Piazza Navona, con su fuente de Bernini, se convierte en una obra maestra resplandeciente bajo el sol, los ángeles de piedra parecen sonreír aún más radiantes y los artistas callejeros pintan retratos de turistas con los cálidos colores de la tarde. Los bancos que rodean la plaza invitan a detenerse, comprar un delicioso helado y observar a la gente pasar bajo el sol abrasador como en una película italiana antigua a cámara lenta.
La Fontana de Trevi bulle en verano, pero eso no le resta valor a la sacralidad del deseo silencioso. Te abres paso entre la multitud, dejando caer una moneda brillante en el agua turquesa, seguro de que volverás. El rocío fresco en tu rostro parece despertar tu alma del cansancio del viaje. Y cuando el atardecer proyecta un resplandor anaranjado sobre la majestuosa fachada barroca, Roma se convierte en un magnífico escenario donde turistas y residentes representan un drama vibrante pero poético de la vida cotidiana.
La experiencia de viajar en verano a Roma también se resume en los lentos pasos por la Plaza de España, donde la Escalinata Española florece como la encantadora sonrisa de la ciudad. En verano, las buganvillas florecen de un rosa brillante a ambos lados de la barandilla; los visitantes se sientan junto a las macetas, charlando y riendo. Ya no eres un extraño en Roma, sino como un viejo amigo que regresa, dejándote llevar por la cálida brisa y la suave música de un café cercano.
2. Disfruta de la cocina italiana en el animado ambiente veraniego.
La experiencia de viaje de verano más memorable en Roma es disfrutar de la cocina italiana (Fuente de la foto: Collected)
Si la luz es el alma del verano romano, la gastronomía es su corazón, con un ritmo de vida cálido, genuino y cariñoso. Una de las experiencias de viaje veraniegas más memorables en Roma es disfrutar de la cocina italiana en trattorias callejeras, restaurantes con jardines cubiertos de parras o plazas llenas de vida.
El verano es la época perfecta para disfrutar de platos ligeros, refrescantes y a la vez deliciosos. Empieza tu comida con una bruschetta crujiente, cubierta con tomates rojos maduros, ajo, albahaca verde y aceite de oliva dorado. La dulzura de los tomates bañados por el sol se funde con el aroma de la albahaca como una dulce bienvenida italiana.
A continuación, un plato de pasta alle vongole con almejas frescas, vino blanco y un toque de pimiento rojo, que evoca las lejanas olas del Mediterráneo. O un sencillo pero sofisticado plato de cacio e pepe con queso Pecorino Romano salado, pimienta negra aromática y fideos masticables, dorados como el sol. Todo servido en una rústica mesa de madera bajo una exuberante parra verde, donde la luz del sol brilla entre las hojas como destellos dorados.
Y cuando Roma se vuelva más calurosa, pide un refrescante helado: todo un arte italiano en un vaso pequeño. Los refrescantes sabores a limón, cremoso pistacho o dulce fresa capturan la esencia del verano en un solo bocado. Disfrútalo mientras paseas por la Via del Corso, uniéndote a los compradores, admirando las fachadas clásicas y escuchando el susurro de Roma en cada casa y cada arco antiguo.
La experiencia de viajar a Roma en verano no se trata solo de comer y beber, sino de sumergirse en la dolce vita: el arte de vivir con dulzura, con calma y disfrutando de cada momento. Cada comida es una invitación a compartir, una oportunidad para hacer amigos y una razón para enamorarse aún más de Roma.
3. Contempla la puesta de sol y las noches blancas en las colinas históricas.
El atardecer cae en el lado oeste del río Tíber (Fuente de la foto: Recopilada)
Al desvanecerse el sol de verano, Roma entra en una nueva etapa, donde el atardecer se tiñe de naranja y rosa sobre los tejados de tejas rojas y los antiguos muros de ladrillo. Contemplar el atardecer en Roma es una experiencia veraniega que todos deberían disfrutar, porque en ningún otro lugar la puesta de sol es más hermosa que en las históricas colinas de la Ciudad Eterna.
Sube al Gianicolo, una colina al oeste del Tíber, donde podrás ver Roma resplandecer bajo la luz del atardecer. La cúpula de la Basílica de San Pedro se alza sobre un mar de tejados color miel, el Tíber serpentea como una cinta plateada y los sonidos de la ciudad se desvanecen en una nana. Allí, verás Roma no como un pasado estático, sino como un ser vivo que brilla en el crepúsculo.
O visite Pincio, el parque junto a Villa Borghese, donde los altos pinos susurran con el viento y los bancos de piedra miran hacia la ciudad. Tome una copa de prosecco frío, siéntese junto a su ser querido y cuente las primeras estrellas en el cielo púrpura. La guitarra de un músico errante suena en algún lugar, evocando la atmósfera romántica de una película italiana en blanco y negro.
Las noches de verano en Roma no tienen prisa por apagarse. Las plazas siguen abarrotadas, las fuentes siguen iluminadas y las aceras rebosan de risas. Puedes pasear por el río Tíber, donde el mercado nocturno abre todo el verano con puestos de artesanía, cerveza fría y música en vivo. O simplemente siéntate en un escalón, escuchando el sonido de los pasos de los turistas sobre el fresco adoquín y siente la Roma más lenta y eterna.
Disfrutar de un viaje de verano en Roma no se trata solo de admirar las grandes obras del pasado, sino también de formar parte de ese panorama. No eres un simple turista, sino un personaje de cuento de hadas, escribiendo tus propias líneas para un verano brillante en la ciudad inmortal.
Las 3 mejores experiencias de viaje de verano en Roma que acabas de leer son solo el comienzo de las innumerables alegrías y recuerdos que te traerás. Pasear por plazas antiguas, disfrutar de auténtica comida italiana y contemplar la brillante puesta de sol desde lo alto de la colina son solo algunas de ellas. Roma no es solo para visitar, sino para vivirla, amarla y recordarla para siempre. Si es posible, pasa este verano en Roma. Deja que el sol dorado te broncee la piel, que el aroma del café te reconforte el corazón y que esta ciudad te enseñe la belleza de los momentos sencillos pero eternos.
Fuente : https://www.vietravel.com/vn/am-thuc-kham-pha/trai-nghiem-du-lich-mua-he-o-rome-v17513.aspx
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