Y en el partido de cuartos de final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025™ contra el Al Hilal, en la madrugada del 5 de julio, Silva no solo jugó al fútbol, sino que también lideró. No con gritos, sino con serenidad, valentía y una mente que ha vivido todas las cumbres del fútbol europeo.
Para el Fluminense, el Mundial de Clubes no es solo un torneo prestigioso, sino también una oportunidad para demostrar su clase ante el resto del mundo . Pero para llegar lejos en ese terreno, necesitan más que un equipo cohesionado: necesitan un líder que sepa decir lo correcto en el momento oportuno. Y ese es Thiago Silva.
El partido contra el Al Hilal se encontraba en una situación precaria, con el Fluminense ganando 1-1. Solo quedaban 15 minutos. Bajo el sofocante calor de Orlando, el partido se suspendió para un descanso. Sin dudarlo, Silva reunió a todo el equipo como un auténtico entrenador, hablando brevemente pero con mucha estrategia. Esos ajustes no surgieron de la emoción, sino de la experiencia de un central que había capitaneado al PSG, enfrentándose a cientos de los mejores delanteros del mundo.
Poco después de ese encuentro, el Fluminense anotó un segundo gol. El Hércules anotó, pero el gol lo marcó Silva, quien reorganizó el partido para mantener la ventaja y adelantó a su equipo. El marcador final fue 2-1, y los representantes brasileños se clasificaron para las semifinales.
Thiago Silva está cada vez mejor. |
La presencia de Silva no solo aporta estabilidad, sino que también eleva la moral del equipo. No era la primera vez que demostraba su destreza táctica contra el Al Hilal. Anteriormente, contra el Inter de Milán, el exjugador del Chelsea había hecho lo mismo: ajustando la distancia del equipo, recordando a las posiciones que debían presionar en el momento oportuno y manteniendo estable el mediocampo.
Sin embargo, lo que hace que la gente respete a Silva no son solo sus tácticas o su experiencia. También es la forma en que, discretamente, lleva un brazalete negro en su brazo para conmemorar a Diogo Jota, el jugador portugués fallecido recientemente en un accidente de tráfico. Un gesto sencillo y discreto, pero que refleja plenamente su personalidad: dedicado a su profesión y a sus compañeros.
La imagen recuerda el momento en que el técnico Renato Gaucho vistió una camiseta en homenaje a Maradona en 2020. En ambos casos, el fútbol es más que un juego: es también un vínculo entre personas que comparten la misma pasión, aunque quizás nunca se hayan conocido.
Thiago Silva, a sus 40 años, ya no es el jugador más rápido ni el central físico con una cobertura excepcional. Pero es quien mejor entiende el juego, sabe cuándo retrasarse y cuándo llamar a sus compañeros. No se limita a jugar: lidera, manda e inspira.
En la búsqueda de la gloria mundial del Fluminense, Silva es el abanderado. Una bandera que no ondea con el viento, sino que se mantiene firme en las tormentas de la batalla. Un jugador cuya sola presencia tranquiliza a sus compañeros y desconfía de sus oponentes.
Y mientras el Mundial de Clubes llega a su fase final, el Fluminense puede tener esperanza. Porque todavía tiene un líder que no necesita gritar, pero todos escuchan. Thiago Silva, de 40 años, sigue luchando.
Fuente: https://znews.vn/thiago-silva-lai-khien-tat-ca-ngo-ngang-post1566189.html
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