El pez golondrina negra vive a profundidades de 700 a 3.000 m bajo el mar, tiene bocas anchas, vientres grandes y dientes como trampas de púas para evitar que sus presas escapen.
Una pequeña larva de pez (izquierda) a punto de ser tragada por un devorador negro (derecha). Foto: Paul Caiger/Institución Oceanográfica Woods Hole
Para asegurarse de no perder a sus presas, el golondrina negra ( Chiasmodon niger ) ha desarrollado una mandíbula impresionante y un vientre abombado que le permite tragar presas más grandes que él. Mide tan solo 25 cm de largo, pero puede tragar peces del doble de su longitud y diez veces su peso.
Las golondrinas negras se encuentran en muchas partes del mundo, incluyendo las aguas tropicales y templadas de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Sin embargo, es necesario bucear a gran profundidad para observar un ejemplar vivo. Suelen estar activas a profundidades de entre 700 y 3000 m, donde la luz solar tiene difícil acceso. Incluso hoy en día, con el creciente número de actividades de exploración en aguas profundas y sumergibles remotos, rara vez se ve una golondrina negra en su hábitat natural.
Las golondrinas negras son solitarias y están bien adaptadas a la vida en aguas profundas. Al igual que un bombardero furtivo, sus cuerpos son oscuros y sin escamas para evitar ser detectadas por depredadores y presas.
Si encuentra alguna presa en este entorno hostil, la devorará rápidamente con su boca abierta. Para evitar que escape, su boca y paladar están cubiertos de dientes afilados y entrelazados que apuntan hacia el esófago, actuando como una trampa de púas.
Sin embargo, este método de alimentación no es perfecto. En ocasiones, se han visto golondrinas negras flotando en la superficie del agua con el vientre a punto de estallar por los gases, aunque esto es poco común. Esto ocurre cuando la presa es tan grande que empieza a descomponerse antes de que el depredador pueda digerirla.
Las golondrinas negras pueden tragar presas más grandes que ellas. Foto: Lea Lee/Smithsonian
La golondrina negra se reportó por primera vez a principios del siglo XIX y aparece en numerosos relatos de exploración oceánica de las décadas anteriores. Una de las descripciones históricas más vívidas se encuentra en el libro "Criaturas del mar: Historias de vida de algunas aves marinas, bestias y peces" de Frank Thomas Bullen, publicado en 1904.
El siguiente monstruo notable es un ejemplar de quimera de aguas profundas, el Chiasmodon niger. En apariencia, es una pesadilla, completamente negro, con una boca que le parte la cabeza longitudinalmente en dos», escribió Bullen.
Sus grandes bocas están equipadas con dientes eficaces, no solo en las mandíbulas, sino también en el paladar. Los incisivos tienen forma de gancho y son móviles, de modo que, si bien pueden introducirse para recibir a la presa, también impiden que escape. Pueden tragarse, y de hecho lo hacen, peces más grandes que ellos, algo que parece imposible, pero ocurre —escribió Bullen—.
Thu Thao (según IFL Science )
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