Las acciones del suegro hicieron pensar a la nuera.
*La historia de la Sra. Truong Quynh, publicada en la plataforma Zhihu, recibió inesperadamente mucha atención.
Antes, mi esposo y yo teníamos una vida muy cómoda. Nuestra familia era acomodada, no teníamos que preocuparnos por las finanzas y ambos teníamos trabajos estables.
Sin embargo, a mediados de 2023, la empresa de mi esposo enfrentó serias dificultades financieras. Los proyectos se paralizaron, se recortaron los salarios y la empresa estuvo en riesgo de quiebra.
Para mantener las operaciones, mi esposo tiene que trabajar horas extras continuamente, algunos días trabaja hasta las 2-3 am antes de llegar a casa.
Yo misma no puedo quedarme quieta. Antes, solo era ama de casa, pero ahora me veo obligada a buscar un trabajo a tiempo parcial para compartir la carga económica.
Durante el día trabajo y por la noche hago trabajo extra online. Todos los gastos del hogar se reducen al mínimo.
Las comidas ya no son tan abundantes como antes, los artículos caros o la ropa nueva son casi lujos.
Mi marido y yo luchamos para llegar a fin de mes, pero cuanto más lo intentábamos, más presión sentía sobre mis hombros.
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Mi familia vive con mi suegro, que tiene más de 80 años. Presenta síntomas mixtos de la vejez, pero aún se interesa mucho por la vida de sus hijos y nietos. Una noche, cuando mi esposo aún no había regresado de su turno de noche, me quedé sentada en la habitación, mirando fijamente la hoja de gastos llena de números. Justo entonces, llamaron a la puerta.
"Quynh, ¿ya estás dormido?", dijo la voz del suegro.
Rápidamente me levanté y abrí la puerta, mirándolo con su viejo pijama, sus ojos eran amables pero un poco tristes.
—Papá, ¿no duermes? Es tarde —pregunté.
Entró, cerrando la puerta con cuidado. En su mano tenía una libretita y una tarjeta bancaria. «Quiero darte esto», dejó la libreta y la tarjeta sobre la mesa.
Bajé la vista y me di cuenta de que era la libreta de pensiones de mi padre y una cuenta de ahorros. Me sobresalté y rápidamente agité la mano: "¡Papá, este dinero es tuyo! Por favor, no nos lo des todo. Tú lo guardas para tu vejez, ¿cómo vamos a recibirlo?".
Mi suegro se sentó con suavidad, con una mirada de determinación. Suspiró suavemente, poniendo su mano sobre la mía: "¿Sabes? De joven, también pasé por momentos difíciles como este. En aquel entonces, tu abuelo hizo lo mismo por mí. Me dijo: 'La familia es el lugar en el que podemos confiar, el mayor apoyo ante las dificultades'. Simplemente hago lo que creo que es correcto".
Se me hizo un nudo en la garganta, sin saber qué más decir. Las lágrimas caían, rodando por mis mejillas.
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Di vueltas en la cama toda la noche, pensando en lo que había dicho mi suegro. Cuando mi esposo llegó a casa, le conté todo. Guardó silencio un momento y luego se giró para mirarme.
Entiendo cómo se siente papá. Pero estoy de acuerdo contigo: esto es dinero de la jubilación; no podemos aceptarlo.
A la mañana siguiente, mi esposo y yo fuimos a ver a mi suegro y le devolvimos su libreta de pensión y su tarjeta de ahorros. Mi esposo le dijo a mi padre: «Papá, te estamos muy agradecidos. Pero, por favor, quédate con este dinero. Haremos todo lo posible, no te preocupes más por nosotros».
Lo vi asentir levemente: "Está bien, entonces debes prometerme que, no importa lo difícil que sea, no debes rendirte".
Mi marido y yo nos tomamos de la mano y respondimos con firmeza: "Sí, lo prometemos".
Un año después, la empresa de mi esposo se recuperó gradualmente. La vida ya no era tan difícil como antes. Toda la familia podía sentarse a la mesa, sin preocupaciones económicas. Mi suegro seguía sano y vivía feliz con sus hijos y nietos.
Me di cuenta de que lo más preciado no es el dinero, sino el amor y la unidad familiar. Y, sobre todo, lo más importante es tener un hogar cálido, donde siempre hay seres queridos esperando.
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Fuente: https://giadinh.suckhoedoisong.vn/chong-lam-an-kho-khan-bo-chong-dua-1-thu-khien-con-dau-roi-nuoc-mat-17225022822434946.htm
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