Filipe Luis ha estado muy bien con el Flamengo. |
Pero el tiempo pasó, el brillo se desvaneció y la gente empezó a hablar de Brasil como un pasado, no como un futuro. Ahora, Brasil ha regresado. Y no para recordar, sino para liderar. No para vivir en el recuerdo, sino para forjar un destino.
En el primer Mundial de Clubes de 32 equipos —el mayor torneo de clubes del mundo— , los representantes de Brasil ya no solo "participaban por diversión". Vinieron a ganar. Y ganaron.
El Fluminense hizo que el Inter de Milán, subcampeón de la Champions League, se arrodillara. El Flamengo hizo que el Chelsea se arrepintiera. El Botafogo hizo lo impensable: eliminó al Atlético de Madrid y derrotó al PSG, campeón de la Champions League 2024/25. El Palmeiras avanzó con confianza a cuartos de final. Se acabó el miedo a los gigantes europeos. Solo confianza y ganas de conquistar.
Cuatro equipos, cuatro puestos en las eliminatorias. El mensaje es claro: Brasil ya no es solo una cantera para el talento mundial, sino una fuerza en crecimiento que lo mantiene ahí.
El éxito no es mágico. Se construye con decisiones audaces, con personas que se atreven a soñar en grande y a hacer las cosas de forma diferente.
En 2021, se promulgó la Ley SAF, allanando el camino para que los clubes brasileños pasaran de ser organizaciones sin fines de lucro a sociedades anónimas profesionales. Inmediatamente, una oleada de inversiones los inundó. Nombres como Ronaldo, John Textor y 777 Partners no solo aportaron dinero, sino también la mentalidad, el proceso y la convicción de que, si se hacía bien, Brasil podría convertirse en el nuevo centro del fútbol mundial.
Se invertirán 353 millones de euros en 2024. Pero más importante que el dinero es la ambición. La aspiración de recuperar su lugar. La aspiración de que los jóvenes jugadores no tengan que abandonar su país para soñar con alcanzar la cima.
Los clubes brasileños están teniendo un muy buen desempeño en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025. |
Durante más de un siglo, la selección nacional de Brasil ha sido dirigida por un brasileño. Pero en 2025, esa tradición se rompe. Y eso no significa una pérdida de identidad, sino madurez.
Cuando Brasil eligió a Ancelotti, uno de los mejores entrenadores de la historia, no solo eligió la táctica, sino también la estatura. Eligió la innovación. Eligió aprender para llegar más lejos. Eligió la victoria como principio rector.
¿10 millones de euros por un entrenador? Sí, Brasil nunca ha pagado tanto. Pero entienden que si quieren alcanzar a las estrellas, tienen que atreverse a invertir en grandes sueños.
La cancha ya no es el único lugar para medir la fuerza. El fútbol actual es un deporte de medios, marca y conexiones globales. Y Brasil está dando grandes pasos en todos los frentes.
La liga brasileña es más atractiva. La afición internacional está creciendo. Los clubes empiezan a ver los beneficios a largo plazo de una estrategia comercial bien pensada. Brasil no solo vende jugadores: está aprendiendo a vender el sueño, a vender su identidad y, lo más importante, a conservar sus preciados activos.
Brasil ha despertado. No para volver al mundo, sino para liderarlo. Una nueva generación está creciendo. Un nuevo fútbol está emergiendo. Y si te encantó esa camiseta amarilla, es hora de volver a creer.
Fuente: https://znews.vn/bong-da-brazil-da-tinh-giac-post1567700.html
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