La energía solar está en auge en Europa, representando alrededor del 11% de la producción total de electricidad de la región. Sin embargo, la eficiencia de esta fuente de energía se ve seriamente amenazada por el polvo fino del desierto del Sahara. Las tormentas de polvo del norte de África no solo reducen la cantidad de luz solar que llega al suelo, sino que también dañan los paneles solares y dificultan la previsión precisa de la producción de electricidad.
El polvo del Sahara vuela lejos, reduciendo la producción de energía solar en muchos países europeos.
Según investigadores que presentaron sus observaciones en la Asamblea General de la Unión Europea de Ciencias de la Tierra (EGU25), los datos observacionales de 46 eventos de polvo sahariano entre 2019 y 2023 mostraron impactos generalizados en países como España, Portugal, Francia, Italia, Grecia y Hungría. El polvo sahariano reduce la eficiencia de la captación de la radiación solar debido a la capacidad de las partículas finas suspendidas en la atmósfera para absorber y dispersar la luz. Además, el polvo promueve la formación de nubes, lo que complica aún más la situación.
Uno de los principales problemas es que los sistemas actuales de pronóstico solar no son lo suficientemente precisos cuando aparece polvo denso. Los modelos atmosféricos convencionales, que se basan en los niveles promedio de aerosoles, no reflejan las fluctuaciones rápidas e irregulares de las nubes de polvo. Cuando se producen errores, el sistema de coordinación de la red no puede ajustarse con la suficiente rapidez, lo que provoca cortes de energía o la necesidad de cambiar a fuentes alternativas más costosas.
Los proyectos de energía solar en el Sahara aprovechan la fuerte luz solar pero deben lidiar con una densa capa de polvo.
Varios eventos recientes han demostrado el significativo impacto del polvo sahariano. En marzo de 2022, una enorme tormenta de polvo que cubrió el sur de España redujo la producción máxima de energía solar hasta en un 80 %. En Alemania, otra tormenta de polvo redujo la producción a casi la mitad de lo previsto, obligando a la red a cambiar a carbón y electricidad importada, lo que elevó los costos y ejerció presión sobre los consumidores.
El polvo no solo afecta la radiación solar, sino que también afecta directamente a la infraestructura de energía solar. La capa de polvo que cubre la superficie del panel solar bloquea la luz, reduciendo la eficiencia de conversión de energía. En condiciones de humedad, el polvo se adhiere fácilmente, formando una capa de suciedad difícil de limpiar que puede corroer el vidrio protector. Limpiar grandes sistemas solares no es sencillo, con costos estimados de hasta 400-500 EUR/MW de capacidad.
Para solucionar esto, muchos grupos de investigación buscan mejorar la tecnología. En España, la Universidad de Jaén está probando un nanorrecubrimiento superhidrofóbico para reducir la acumulación de polvo. Otras empresas están desarrollando sistemas automáticos de limpieza sin agua para reducir los costes y el riesgo de daños por limpieza mecánica.
Mientras tanto, los meteorólogos han propuesto integrar datos de polvo en tiempo real provenientes de satélites y sensores terrestres en los modelos de pronóstico de generación de energía. Algunos sistemas experimentales han mostrado resultados prometedores, mostrando un aumento significativo en la precisión al añadir información sobre los niveles de polvo y las interacciones entre las nubes de polvo. Esto se considera un paso necesario para estabilizar el papel cada vez más importante de las energías renovables en Europa.
Fuente: https://khoahocdoisong.vn/chau-au-chat-vat-vi-bui-sahara-post1552965.html
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