La diálisis o el trasplante de riñón y un estilo de vida saludable son lo que las personas con enfermedad renal terminal necesitan hacer para prolongar sus vidas.
La enfermedad renal crónica suele progresar a enfermedad renal terminal entre 10 y 20 años después del diagnóstico. La enfermedad renal terminal (ERT) es la quinta etapa de la enfermedad renal crónica, medida por la tasa de filtración glomerular (TFG).
Un deterioro rápido de la función renal normal es un signo del inicio de la enfermedad renal crónica terminal (ERCT). Los síntomas incluyen: disminución de la micción o incapacidad para orinar; fatiga, dolores de cabeza; pérdida de peso inexplicable; náuseas y vómitos; piel seca y con picazón, cambios en el color de la piel; dolor óseo; propensión a la aparición de hematomas; confusión, dificultad para concentrarse... o problemas de sueño como la apnea obstructiva del sueño y el síndrome de piernas inquietas (SPI).
La enfermedad renal crónica terminal (ESRD) suele ser causada por diabetes e hipertensión (presión arterial alta). Si una persona tiene diabetes, el cuerpo no puede descomponer la glucosa (azúcar) correctamente, lo que provoca niveles altos de azúcar en la sangre, lo cual puede dañar los riñones. Si una persona tiene presión arterial alta, el aumento de presión sobre los pequeños vasos sanguíneos de los riñones puede dañarlos, impidiéndoles filtrar la sangre correctamente. Por lo tanto, las personas con diabetes o hipertensión deben controlar su afección para evitar que empeore.
Otras causas de ESRD incluyen: bloqueo prolongado del tracto urinario debido a cálculos renales, agrandamiento de la próstata o ciertos tipos de cáncer; glomerulonefritis; reflujo vesicoureteral que provoca que la orina fluya hacia los riñones; anomalías congénitas... o ciertas enfermedades autoinmunes como el lupus.
Las personas con enfermedad renal terminal pueden vivir muchos años más si reciben un tratamiento oportuno y adecuado. Foto: Freepik
Para las personas con enfermedad renal terminal, el tratamiento suele ser diálisis o trasplante de riñón. Además, seguir una dieta saludable, limitar los alimentos ricos en sodio y potasio, como plátanos, tomates, chocolate, etc., y mantenerse físicamente activo también ayuda a los pacientes a reducir las complicaciones y prolongar la vida.
Algunas vacunas pueden ayudar a prevenir complicaciones graves de la enfermedad renal crónica terminal (ESRD). Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la vacuna polisacárida contra la hepatitis B y el neumococo (PPSV23) ha mostrado resultados prometedores, especialmente antes y durante el tratamiento de diálisis. Además, los pacientes deben tomar suplementos de calcio, vitaminas C y D, y hierro para ayudar a los riñones a funcionar correctamente y absorber los nutrientes esenciales. Los pacientes deben consultar con su médico.
La enfermedad renal terminal, si no se trata, puede provocar una serie de complicaciones, entre ellas: infecciones de la piel debido a piel seca y con picazón; dolor en las articulaciones, los huesos y los músculos; huesos débiles y quebradizos; daño a los nervios; insuficiencia hepática; desnutrición; anemia; sangrado estomacal e intestinal; disfunción cerebral y pérdida de memoria; convulsiones..., incluso potencialmente mortales.
Con un tratamiento oportuno y adecuado, las personas con enfermedad renal crónica terminal (ERCT) pueden vivir muchos años. Por lo tanto, quienes comienzan a experimentar un deterioro de la función renal deben monitorear regularmente la progresión de la enfermedad y seguir las recomendaciones del médico en cuanto al uso de medicamentos y las actividades cotidianas.
Hola mi ( según Healthline )
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