Thomas Müller abandona el Bayern Múnich tras más de una década de vinculación. |
Thomas Müller cerró el último capítulo de su carrera en el Bayern de Múnich con una derrota ante el PSG en los cuartos de final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA. Fue un final discreto y algo decepcionante, pero que no eclipsó la luz que dejó tras de sí durante más de 15 años de lealtad al Bayern.
No fue sólo la despedida de un gran jugador, sino también la despedida de una idea futbolística sin precedentes: la idea llamada “Raumdeuter”.
No es una posición, es una mentalidad
El fútbol moderno está lleno de formaciones, roles y sistemas tácticos. Pero Thomas Müller siempre ha sido quien se aleja de todos esos estereotipos.
No juega de delantero, no se abre a la banda como un extremo, ni se retrasa para jugar de mediapunta. Müller simplemente está ahí, moviéndose entre espacios, apareciendo en el momento y lugar adecuados para marcar la diferencia. Nadie sabe exactamente qué hace en el campo, ni siquiera los entrenadores. Y para explicarlo, ha bautizado su rol como «Raumdeuter»: «el que entiende el espacio».
«Raumdeuter» no es una táctica. Es una intuición, un instinto casi… irracional.
Müller no corre tras el balón, sino que corre hacia donde podría estar. No juega a su manera, crea el caos a propósito. Con sus pies torpes y su estilo de carrera algo torpe, el delantero alemán nunca resulta visualmente atractivo, pero es el epítome de la eficiencia.
Müller es uno de los clubes más queridos por los aficionados. |
Desde su apogeo con Jupp Heynckes, pasando por su permanencia con Pep Guardiola, su brillante resurgimiento con Hansi Flick y sus últimos días con Vincent Kompany, Müller nunca fue una figura central, pero siempre fue indispensable. Más de 750 partidos con el Bayern, ganando 33 grandes trofeos, incluyendo 13 Bundesligas y 2 Champions League, Müller formó parte del ADN ganador del Allianz Arena.
En el vestuario, no es un líder que grite a gritos. Pero Müller es quien presencia todas las transiciones, el hilo que une a las generaciones desde Franck Ribery y Arjen Robben hasta Jamal Musiala y Mathys Tel. Cuando el Bayern cambia, cuando los íconos se van, Müller sigue ahí, como si este club fuera un círculo con él en el centro.
No es necesario brillar, simplemente estar presente
El problema es que Müller no brilla en el sentido tradicional. No necesita tener mucho el balón, ni regatear con elegancia, ni marcar goles. Solo necesita estar presente, y de alguna manera, todo a su alrededor se vuelve más fácil para sus compañeros y más complicado para sus rivales.
Con 250 goles y 223 asistencias, Müller dejó una huella imborrable. Pero su mayor legado no reside en las cifras, sino en su filosofía: el fútbol no siempre tiene que basarse en la forma, siempre y cuando se entienda el juego de forma diferente.
Müller tiene un estilo de juego único. |
Müller dejó el Bayern en una noche oscura en Estados Unidos, cuando la magia se había desvanecido. Pero quizás fue un final apropiado para una carrera que siempre ha sido paradójica. El delantero alemán no necesitaba abandonar el campo bajo los focos, porque esa luz siempre le perteneció, sin importar las circunstancias.
Cuando la gente piensa en el Bayern de Múnich, piensa en Müller: con su pelo despeinado, su ceño fruncido, su celebración única y esa sensación de que: «De alguna manera, estaba allí, en ese momento, en ese lugar». Esa es una identidad que ningún otro talento emergente puede copiar. Un icono irrepetible. Un «Raumdeuter» único.
Adiós Thomas Müller, el lector del espacio, el lector del corazón del fútbol alemán durante más de una década.
Fuente: https://znews.vn/muller-qua-di-biet-post1566582.html
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