Arroz frío, todo el mundo lo sabe. Pero hay algo que mucha gente confunde: ¡No todo el arroz que ya no está caliente es arroz frío! El arroz frío no es arroz cocinado por la mañana y comido al mediodía, ni por la tarde y comido por la noche, sino arroz frío que se deja toda la noche, se cocina hoy y se come mañana, o arroz cocinado por la tarde y se deja hasta bien entrada la noche, es decir, toda la noche. ¡Ese es el verdadero arroz frío del que hablo!
Cocinar más para comer mañana, no es que les dé pereza cocinar mañana, pero solo comiendo arroz frío se siente el sabor del... ¡arroz frío! Por eso, mucha gente cocina el arroz y espera a que esté completamente frío antes de comerlo. Arroz frío, córtalo en trozos, usa palillos o tómalo con las manos, cómelo con cualquier cosa, ¡mastícalo bien para sentir su sabor!
En el campo, en décadas pasadas, podías tener de todo en casa, pero nunca te faltaba… arroz frío. El arroz frío no es un lujo, pero despertarse por la mañana sin comerlo es como estar enganchado al café por la mañana y no poder beberlo.
Hace cincuenta o setenta años, había algo imprescindible en las familias del campo, sin importar su riqueza o pobreza: arroz frío. Cada mañana, los niños, y a veces los adultos, rebuscaban en el arroz frío para comer antes de ir al campo, al mar, al bosque, a pastorear búfalos, a la escuela... Un tazón de arroz frío, generalmente acompañado de pescado seco (generalmente pescado seco, cerebro de papel, estómago rojo, parálisis... que los pescadores solían guardar solo para comer arroz frío) o un terrón de azúcar glas, sabiendo que no era tan nutritivo como un tazón de pho, hu tieu o un sándwich de carne, pero sin duda llenaba el estómago, porque si el estómago no estaba lleno, ¿cómo se podía trabajar duro toda la mañana? (¡Un niño con perro puede comerse una olla entera de arroz frío como si fuera un juego!).
Antiguamente (porque existe desde hace mucho tiempo), comer arroz frío cada mañana (ahora desayuno, dim sum) era, si no una exageración, una tradición culinaria tradicional, que la mayoría de los vietnamitas de antaño eran principalmente agricultores y consideraban el alimento básico que se transmitía de padres a hijos. Ahora que la sociedad es civilizada, la gente se ha modernizado incluso en la alimentación y el sueño, el arroz frío es solo una… ¡leyenda!
“…Querida mía, ¿por qué debería ayudarte?
Soy arroz frío para saciar el hambre...
Además de su rol como esposas y madres, las mujeres también son la clave de la familia. Sin embargo, en esta vida, hay momentos en que las mujeres tienen que soportar infortunios y desventajas. "Querida mía...", esa canción popular suena tan triste, con un toque de crueldad. Soy solo arroz frío, y solo cuando tengas hambre pensarás en mí, pero cuando estés llena... ¡ya está! "Querida mía..." es como rogar, suplicar, ceder... si algo sucede, lo tomaré todo, aunque sea un humilde grano de arroz frío, con la esperanza de que no me traiciones. Solo entonces sabemos que el arroz frío, aunque sea solo... arroz frío, en esta situación y cuando tienes hambre, ¡se convierte en un plato invaluable!
Recuerdo los días de trasnochar estudiando, tener hambre, bajar a la cocina, buscar arroz frío, molestarme en encender el fuego, poner un poco de grasa en la sartén, estrujar el arroz frío, freírlo hasta dorarlo y espolvorearlo con un poco de sal... ¡así de simple! ¡Reto a cualquiera a no babear al verlo! Si el arroz frío se freía con manteca vegetal (la grasa que se guarda en las latas americanas, si no la comes por la noche, ¡la extrañas!).
¿Alguien come arroz frío hoy en día? En la vida, hay cosas que lamentamos cuando las perdemos, pero a veces nos critican si las conservamos. Por ejemplo, despertarnos por la mañana y desayunar arroz frío nos hace sentir pobres, ¿y será por ser pobres que comemos arroz frío?
El arroz frío debe cocinarse en una estufa de carbón para que sea delicioso, por lo que sigue siendo arroz frío, pero el arroz frío del pasado es diferente del arroz frío de hoy, en la época de las estufas de gas y los hornos eléctricos.
Recordando el arroz frío de antaño... algunos dicen que en aquella época, tener hambre y comer arroz frío era una suerte, pero ¿cómo podía ser delicioso? Se equivocan, antes no solo los pobres comían arroz frío, sino incluso los ricos. Ahora bien, si no me creen, un día prueben a comer arroz frío con pescado seco (asado al carbón) o con un terrón de azúcar molido (el azúcar de los ingenios azucareros del campo es artesanal, utilizando un búfalo para tirar de un eje giratorio y forzar la caña de azúcar a liberar su jugo, que fluye a una sartén para cocerse y convertirse en azúcar). Sin embargo, es fragante, dulce, tiene un sabor muy característico, ¡un tipo de azúcar puro que te garantiza adicción al primer bocado! Es broma, para calmar el antojo, pero hoy en día no existe el azúcar molido). O cómanlo con salsa de anchoas, mezclado con pepinillos... y luego molido con chile, ya verán... ¡un arroz frío es puro! Así que la gente tiene una razón cuando le recuerda a alguien que tiene que irse de casa:
"Cuando estoy lejos, extraño mi ciudad natal.
Extraño el arroz frío con berenjenas bañadas en salsa de soja…”.
Hoy en día, en las zonas rurales, urbanizadas o no, ¿alguien come arroz frío? La gastronomía actual ofrece platos deliciosos y peculiares. La gente ya no muere por guerras, sino por comida (no por peleas)… ¡pero hay demasiado veneno en la comida!
Comer arroz frío, un rasgo culinario con una rica identidad nacional en las zonas rurales, ha existido durante generaciones. Desafortunadamente, hoy en día, la vida material ha provocado la pérdida de una costumbre arraigada...
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