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Según un informe publicado recientemente por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año los seres humanos explotan entre 4 y 8 mil millones de toneladas de arena de los mares y océanos del mundo , un promedio de 6 mil millones de toneladas, equivalente a un muro de 10 metros de alto y 10 metros de espesor que rodea la Tierra, superando ampliamente el ritmo al que se repone de los ríos.
El informe se publicó para coincidir con el lanzamiento de la primera plataforma mundial de datos sobre minería de sedimentos marinos llamada Marine Sand Watch, que utiliza inteligencia artificial (IA) para rastrear y monitorear las actividades de dragado de arena, arcilla, lodo, grava y rocas en entornos marinos alrededor del mundo.
Según el PNUMA, el dragado, especialmente al ritmo actual de aproximadamente un millón de camiones al día, altera los sedimentos marinos, contamina el agua de mar y, con el tiempo, puede contaminar el agua potable mediante el dragado costero o cercano a la costa, lo que afecta la salinidad de los acuíferos. Este dragado causará graves daños a la biodiversidad de los fondos marinos y a las comunidades costeras, y obstaculizará actividades económicas como la pesca.
La arena, un recurso valioso para industrias como la construcción, es el recurso natural más explotado del mundo después del agua. También es un recurso crucial para las comunidades costeras que enfrentan el aumento del nivel del mar y fenómenos meteorológicos extremos como tormentas y huracanes. Las zonas de dragado más afectadas actualmente incluyen el Mar del Norte, la Costa Este de Estados Unidos y el Sudeste Asiático. El informe del PNUMA del año pasado sobre arena y sostenibilidad también exigió un mayor monitoreo de la extracción, el abastecimiento, el uso y la gestión de la arena, que sigue estando en gran medida sin regular en muchas partes del mundo. Sin embargo, las prácticas internacionales y los marcos legales para la extracción de arena varían considerablemente. Algunos países como Indonesia, Tailandia, Malasia, Vietnam y Camboya han prohibido la exportación de arena de playa durante los últimos 20 años, mientras que otros carecen de leyes o programas de monitoreo efectivos.
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