Los altos precios del combustible son una nueva preocupación para el gobierno estadounidense. (Fuente: WSJ) |
El presidente Joe Biden está utilizando la frase “Bidenomics” para resaltar los esfuerzos y logros de la administración actual en la economía estadounidense.
En las últimas semanas, Biden ha utilizado esa frase repetidamente, haciendo hincapié en el enfriamiento de la inflación y la creación récord de empleos.
Sin embargo, los precios mundiales del crudo se han disparado un 20% este verano tras el recorte de suministro de Arabia Saudita y Rusia. El precio de la gasolina en la mayor economía del mundo ha alcanzado su máximo en nueve meses. Entre los combustibles cuyo precio ha subido se encuentra el diésel, un insumo clave para la industria y la agricultura estadounidenses.
Un funcionario de la Casa Blanca afirmó que el gobierno sigue vigilando de cerca los precios de la gasolina. Sin embargo, señaló que estos precios se mantienen por debajo de 1 dólar por barril desde su pico alcanzado el verano pasado.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha advertido que el mercado mundial del crudo experimentará una contracción significativa en los próximos meses. Muchos analistas predicen que los precios mundiales del crudo podrían alcanzar los 100 dólares por barril este año.
En este contexto, los gobiernos desde Washington hasta Europa se apresuran a prepararse para el impacto negativo del aumento de los precios del combustible.
El experto Dan Yergin, vicepresidente de S&P Global, comentó: "Si la demanda es mayor y la oferta se ajusta el próximo otoño, seguirá ejerciendo presión al alza sobre los precios del petróleo".
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