Nam Nghiep está cubierto por el color blanco de las flores de espino.

Ante mis ojos aparecieron las montañas y las laderas cubiertas de flores blancas de espino. Un lugar prístino en medio de un paraíso de nubes blancas, como si pudiera tocar el cielo. Mi fatiga desapareció tras una profunda inhalación del aire puro entre las vastas flores de espino; todo estaba despejado y libre de polvo mundano.

Revista Heritage