Historia de amor entre el árbol y la tierra

Las Tierras Altas Centrales están situadas a una altitud de unos 600 a 1.500 metros, con alrededor de 2 millones de hectáreas de suelo basáltico fértil, un tipo de suelo formado durante las erupciones volcánicas.

Con sus propiedades fértiles, ricas en nutrientes y porosas, este tipo de suelo es bueno para los cultivos, especialmente cultivos industriales perennes con alto valor económico como el café, el té, el caucho, la pimienta y el anacardo.

Los cafetos son originarios de la lejana África y fueron introducidos en Vietnam en la segunda mitad del siglo XIX por misioneros europeos. Inicialmente, este tipo de árbol se cultivaba en el norte y luego se fue trasladando gradualmente al interior.

A principios del siglo XX, tras décadas de vagar por Vietnam, el "barco" del café eligió las Tierras Altas Centrales como su "muelle" para establecerse. Aquí, la altitud, el clima y el suelo son propicios, y los lugareños rápidamente quedaron fascinados con el cafeto.

Los conocedores del café comentan: a veces en el café de esta región hay un rico sabor a mantequilla, caramelo… y sobre todo el sabor creado por el sol y el viento del Altiplano Central.

La relación entre los árboles y la tierra ha convertido a Vietnam en el segundo mayor exportador de café del mundo . En particular, la producción de café Robusta de Vietnam ocupa el primer lugar a nivel mundial.

El café ha transformado la vida de los habitantes del Altiplano Central y ha desarrollado la economía del país. Por el contrario, en Vietnam se ha forjado una cultura cafetera con identidad propia. La forma de nombrar los diferentes tipos de café también se ha vietnamizado.

El café Arábica también se llama "café de té" porque sus hojas se parecen a las hojas de té. Este tipo de café solo crece en algunas zonas de la provincia de Lam Dong . Su rendimiento es bajo, pero su calidad es excelente. El café Robusta se llama "café vối" porque sus hojas se parecen a las hojas de vối, un nombre popular y familiar.

Los habitantes del Altiplano Central suelen calcular la temporada de cultivo según el calendario lunar. Tras la cosecha, a mediados de octubre, los cafetos se podan y riegan continuamente hasta que llegan las lluvias (generalmente en el tercer mes lunar).

La primera floración del café se produce antes del Tet. Desde la luna llena hasta finales de enero, se produce la segunda floración. Si bien hay menos flores, la tasa de cuajado es muy alta. A finales de febrero, florece la última floración. Cuando llueve mucho, los caficultores solo necesitan desherbar y fertilizar regularmente para que las plantas tengan más nutrientes que nutran la fruta. En agosto, el café comienza a madurar, y en octubre, los cafetales, rojos y maduros, bullen con el entusiasmo de los recolectores.

Revista Heritage