La anchoa, también conocida como boquerón, es un diminuto pescado blanco, ligeramente más grueso que un sedal y transparente como el cristal, que brilla con la luz plateada del amanecer en el mar. Cuando se le llama anchoa, se puede imaginar como una anchoa, pero pequeña, de unos 3 centímetros de largo, con un cuerpo liso, blanco y transparente.
Caballa frita crujiente y sopa de caballa con piña y tomates
Las anchoas se pescan frecuentemente en la costa central. La temporada de anchoas suele comenzar a finales de febrero y durar hasta el final del noveno mes lunar. Para los habitantes de la costa, las anchoas en temporada no solo son un valioso regalo del mar en términos de producción, sino que también poseen un alto valor nutricional, fiel al dicho "pequeño pero poderoso".
La caballa es un alimento saludable para personas mayores, personas que acaban de recuperarse de una enfermedad, mujeres tras dar a luz... y, sobre todo, niños. De pequeño, mi madre siempre me decía: "Come mucha caballa para ser inteligente y alto". Mi madre decía que si comes la caballa entera, será muy rica en calcio, lo que contribuye a unos huesos y dientes fuertes. Las vitaminas A, E, Omega 3 y muchos minerales presentes en la caballa también son esenciales para el desarrollo físico y mental.
Hay muchos platos deliciosos hechos con anchoas que a todos los niños les encantan... pero el más adictivo es el de las anchoas fritas rebozadas en harina, fragantes y crujientes. Las anchoas frescas del mar se lavan, se escurren y se sazonan con un poco de sal, pimienta y unos granos de azúcar moreno para darle más sabor. Si quieres añadir más nutrientes, puedes cascar un huevo en la mezcla de anchoas marinadas y remover bien. Luego, espolvorea con harina para que absorba la harina y fríe.
Con la caballa empanizada, no es necesario cortarla en trozos al freírla. Simplemente espere a que el aceite esté lo suficientemente caliente y, con palillos, vierta el pescado empanizado en la sartén. Remueva suavemente con los palillos para que los trozos se adelgacen y se doren uniformemente. Este plato se disfruta mejor justo después de freírlo, hasta que esté caliente y crujiente.
Recuerdo que de niño, cada vez que el olor a anchoas fritas llegaba de la cocina de mi madre, por muy quisquilloso que fuera, cogía con gusto un tazón de arroz caliente y me iba directo a la cocina. El pescado graso, aromático y crujiente aún no había llegado a mi boca cuando ya tenía la lengua entumecida y la garganta tragando saliva sin parar. Junto con las anchoas fritas, un tazón de sopa de anchoas con piña y tomate era indispensable para un refrescante día de verano.
Las anchoas sobrantes sin procesar se pueden colocar en una cesta y secar al sol hasta que se arruguen. Después, prepare anchoas crujientes con ajo para que los niños las disfruten como refrigerio. Solo espere a que el aceite se caliente, añada un poco de chile picado y ajo hasta que estén doradas, luego agregue las anchoas secadas al sol y remueva suavemente. El condimento solo necesita un poco de salsa de pescado, espolvoree con un poco de azúcar moreno al gusto y cocine a fuego lento durante unos minutos para que el pescado quede crujiente y absorba el condimento. Guarde el pescado en un frasco de vidrio en el refrigerador para un refrigerio, o cómalo con arroz caliente al día siguiente. ¡Delicioso garantizado!
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