El Coliseo, construido en el siglo I d.C., es una de las estructuras más emblemáticas y mejor conservadas de la antigua Roma, un monumento a la arquitectura y la ingeniería de la humanidad...
Después de la pandemia, los turistas volvieron a visitar la arena romana en mayor número, pero sin las largas colas de espera para entrar.
Tras la ascensión de Vespasiano al trono de Roma en el año 69 d. C., su dinastía Flavia emprendió una masiva campaña de construcción para restaurar Roma, devastada por incendios, pestes y guerras civiles. Durante sus 27 años de reinado, los Flavios renovaron edificios y monumentos por toda la ciudad. En el año 70 d. C., Vespasiano ordenó la construcción de un nuevo anfiteatro en el centro de la ciudad, que se inauguró diez años después como símbolo político del renacimiento de la ciudad: el Coliseo, que aún se conserva.
El Coliseo es la maravilla arquitectónica y de ingeniería más grande y compleja del mundo antiguo. Construido principalmente de hormigón, millones de bloques de travertino y mármol, el Coliseo Romano tiene 48 metros de altura (casi el tamaño de un edificio de 15 pisos), con una capacidad estimada de 50.000 a 80.000 personas.
En el Coliseo, el estatus social, la riqueza y el género determinaban los asientos. Los mejores asientos, los más cercanos a la arena, estaban reservados para el emperador y los nobles. Por último, los ciudadanos de Roma.
Para facilitar el flujo ordenado de personas a través del edificio, los arquitectos diseñaron el Coliseo con cuatro entradas para líderes políticos y religiosos y 76 para ciudadanos comunes. Los pasillos separaban a los grupos sociales, impidiendo que los espectadores se movieran libremente por la estructura. Aunque la distribución de los asientos no era uniforme, la forma elíptica del Coliseo permitía a todos tener una vista clara del suelo de la arena.
El pasillo que conduce al interior de la arena tiene muchas puertas diferentes.
Sin embargo, aún se desconoce quién fue el arquitecto del Coliseo, así como su coste. Muchos estudiosos creen que el Coliseo fue un botín de guerra capturado por los soldados romanos durante la Primera Guerra Romano-Judía, que finalizó en el año 70 d. C.
El legado de la arena romana que ha llegado hasta los tiempos modernos es inestimable.
Además de servir como una ventana a la antigua Roma y su estructura social, el Coliseo es también el precursor de todos los estadios deportivos al aire libre modernos. El uso de los arcos del Coliseo como soporte estructural, su forma elíptica y el sistema de organización utilizado para controlar la entrada y salida de los aficionados según sus asientos son elementos clave de la mayoría de los estadios modernos.
El diseño de la arena permitió que todos los espectadores pudieran observar claramente el suelo del estadio y se inspiró en los propios estadios modernos.
Las majestuosas estructuras de la antigua Roma han perdurado durante milenios: un testimonio del ingenio de los ingenieros romanos que perfeccionaron el uso del hormigón.
En muchos casos, se ha demostrado que el hormigón romano dura más que el hormigón moderno, que puede deteriorarse en cuestión de décadas. Ahora, los científicos responsables de un estudio afirman haber descubierto el misterioso ingrediente que permitió a los romanos fabricar un material de construcción tan duradero y construir estructuras complejas en lugares difíciles como puertos, alcantarillas y zonas sísmicas.
Los materiales de construcción antiguos, especialmente el hormigón, sorprenden a la gente moderna.
El equipo, que incluyó investigadores de Estados Unidos, Italia y Suiza, analizó muestras de hormigón de 2.000 años de antigüedad tomadas de una muralla en el sitio arqueológico de Privernum, en el centro de Italia, y descubrió que su composición era similar a la de otros hormigones encontrados en todo el Imperio Romano.
Descubrieron que los trozos blancos del hormigón, llamados cal, le dan al hormigón la capacidad de curar las grietas que se forman con el tiempo.
La majestuosidad de la construcción de hace 2.000 años deja abrumada a la gente de hoy.
"Los investigadores escribieron fórmulas precisas y las aplicaron a obras de construcción en todo el Imperio Romano", declaró a CNN el autor del estudio, Admir Masic, profesor asociado de ingeniería civil y ambiental en la Universidad de California. "El hormigón permitió a los romanos una revolución arquitectónica. Y esa revolución cambió fundamentalmente la forma de vida de la gente".
Área sobre las gradas
Para investigar si las capas de cal eran responsables de la aparente capacidad de autorreparación del hormigón romano, el equipo realizó un experimento.
Fabricaron dos muestras de hormigón, una con la receta romana y otra con estándares modernos, y las agrietaron deliberadamente. Tras dos semanas, el agua no podía fluir a través del hormigón con la receta romana, mientras que sí fluía directamente a través del hormigón sin cal.
Sus hallazgos demuestran que las capas de cal pueden recristalizarse tras la exposición al agua, reparando las grietas provocadas por el clima antes de que se extiendan. Este potencial de autocuración podría allanar el camino para que el hormigón moderno sea más duradero y, por lo tanto, más sostenible, afirman los investigadores.
Desde las gradas, los visitantes miran hacia el estadio.
Durante muchos años, los investigadores han creído que la ceniza volcánica de la zona de Pozzuoli, en la bahía de Nápoles, era la causa de la durabilidad del hormigón romano. Esta ceniza se transportaba a través del vasto imperio romano para la construcción, y arquitectos e historiadores de la época la describían como el principal componente del hormigón.
Masic dice que ambos ingredientes son importantes, pero la investigación sobre la cal romana ha sido pasada por alto en el pasado.
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