Los síntomas pueden progresar y cambiar en el mismo paciente y pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades, por lo que la sífilis es conocida como el “disfraz perfecto”.
El 3 de octubre, la Dra. Nguyen Thi Ha Vinh, del Departamento de Planificación General de la Clínica de ITS del Hospital Central de Dermatología, declaró que la sífilis es una enfermedad de transmisión sexual causada por espiroquetas. Su incidencia, tanto a nivel mundial como en Vietnam, está aumentando debido a la tendencia a la homosexualidad y a las relaciones sexuales precoces e inseguras entre los adolescentes.
La sífilis presenta manifestaciones diversas y complejas, no solo en la piel y las mucosas, sino también en otros órganos como los oídos, los ojos, el sistema musculoesquelético, el sistema cardiovascular y el sistema nervioso. Los síntomas de la enfermedad varían en un mismo paciente y se confunden fácilmente con otras enfermedades, por lo que los científicos la denominan «la gran imitadora».
Además, en el grupo de sífilis "cerrada", el paciente no presenta síntomas clínicos hasta que se realiza la prueba. Por lo tanto, las personas con antecedentes de exposición, prácticas sexuales de riesgo o síntomas de enfermedades de transmisión sexual (ETS) sospechosas deben consultar a un dermatólogo.
Si la sífilis no se diagnostica y trata a tiempo, puede llevar a complicaciones en otros órganos como el sistema musculoesquelético, el sistema nervioso, el sistema cardiovascular, etc. En particular, las mujeres embarazadas con sífilis pueden transmitirla a sus hijos, lo que conlleva el riesgo de aborto espontáneo, muerte fetal, parto prematuro, bajo peso al nacer o sífilis congénita.
En particular, el Dr. Vinh señaló que los pacientes con lesiones cutáneas genitales no deben automedicarse con medicamentos tópicos ni orales. Existen muchas causas de úlceras genitales, y es necesario examinar cuidadosamente a los pacientes para obtener un diagnóstico preciso. La automedicación sin conocer la causa puede alterar los síntomas iniciales, distorsionar los resultados de las pruebas y retrasar el diagnóstico y el tratamiento adecuados.
En el caso de un hombre de 54 años, la enfermedad comenzó 10 días antes de acudir al médico con síntomas de ardor y enrojecimiento en el glande. La lesión progresó hasta convertirse en una úlcera que se extendió gradualmente, acompañada de fiebre de 39 grados. Tres días después de acudir al médico, el paciente se lavó los genitales con alcohol yodado y se aplicó un medicamento en polvo (de ingredientes desconocidos), pero la herida se agravó, por lo que acudió al Hospital Central de Dermatología para su revisión.
El médico lo examinó y encontró una úlcera profunda en el glande. La base de la úlcera era dura, indolora y no picaba; había numerosos ganglios linfáticos inguinales en el lado derecho. Según su historial médico, dos meses antes de la aparición de las lesiones genitales, el paciente tuvo relaciones sexuales sin protección. Se le realizaron pruebas serológicas para sífilis y citología del líquido de la lesión en la úlcera, con resultados positivos.
"Diagnosticamos la enfermedad en este caso como sífilis en etapa I o sífilis primaria. El paciente recibió tratamiento con penicilina G benzatínica, inyectada en los glúteos, una dosis única, y se programó una visita de seguimiento al mes", explicó el Dr. Vinh, añadiendo que su pareja sexual también corría riesgo de infección y debía acudir al hospital para un examen.
Según el Dr. Vinh, las parejas sexuales actuales y anteriores de una persona con sífilis deben ser examinadas, examinadas y tratadas, si las hay. Si la pareja sexual no recibe diagnóstico ni tratamiento, el paciente corre el riesgo de reinfectarse al volver a tener relaciones sexuales.
Le Nga
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