En junio, los sistemas de defensa aérea ucranianos detectaron y derribaron un dron suicida ruso, pero esta vez los restos ya no eran del conocido Shahed-136. Se trataba de una nueva variante, equipada con un sistema de navegación mejorado, un módulo de inteligencia artificial e incluso conectada a la red móvil de Ucrania para transmitir datos en tiempo real.
Según los servicios de inteligencia ucranianos publicados el 27 de junio, esto es una prueba clara de que Rusia ha ido mucho más allá de la sombra de las armas importadas de Irán y está entrando en la etapa de industrialización de vehículos aéreos no tripulados de combate desarrollados en el país.
La nueva variante, denominada "MS" (Modular Shahed), refleja la profunda transformación de Moscú al modificar por completo el diseño electrónico del Shahed-136, de forma similar a como se utilizan en el mercado de defensa el DJI chino o el Bayraktar TB2 turco. Desde su apariencia externa hasta su estructura interna, el Shahed-136 MS representa un avance notable.
En el terreno, el Shahed-136 ha sido durante mucho tiempo una pesadilla para las defensas aéreas de Ucrania. Llamado Geran-2 por Rusia, este UAV fue diseñado originalmente por Irán, vuela con un motor de hélice, lleva una ojiva y vuela directo al objetivo. Su formidable ventaja no reside en su precisión ni velocidad, sino en su bajísimo coste de producción: unos 20.000 dólares por unidad en 2023, mientras que Ucrania tiene que usar misiles antiaéreos valorados en cientos de miles de dólares para interceptarlos.
Sin embargo, la nueva versión ya no es la misma. La serie Shahed-136 MS integra sensores infrarrojos, algoritmos de inteligencia artificial y modernos sistemas de posicionamiento antiinterferencias, convirtiendo lo que antes se consideraba un "proyectil de artillería volador" en un UAV inteligente, capaz de adaptarse y penetrar defensas aéreas mucho más sofisticadas.
Rusia no solo está modernizando el diseño, sino que también está acelerando la industrialización de la producción. Desde mediados de 2023, Moscú ha instalado una línea de ensamblaje de vehículos aéreos no tripulados (UAV) en la zona económica especial de Alabuga, en la provincia de Tartaristán, a más de 1200 km del frente ucraniano. Según fuentes, solo aquí se han producido más de 26 000 Shaheds, a un ritmo de unas 170 unidades diarias para mayo de 2025, y podría alcanzar las 190 unidades diarias para finales de año.
Mientras tanto, una segunda planta en Izhevsk, el Complejo Electromecánico Kupol, también ha comenzado el ensamblaje de Shaheds. Las unidades producidas allí tienen números de serie blancos (a diferencia de los números de serie amarillos del Alabuga), lo que sugiere una estrategia de dispersar la producción para evitar el riesgo de sanciones o ataques concentrados. Las imágenes satelitales también muestran que el área de construcción en Alabuga se ha expandido en 1,39 km², lo que demuestra el nivel de industrialización que Moscú ha invertido en su estrategia de drones suicidas.
Un detalle destacable es que los nuevos UAV ya no utilizan tarjetas SIM de operadores ucranianos como Kyivstar o Kazajistán, sino tarjetas SIM sin marcas de identificación, producidas por la propia Rusia. Esto no solo ayuda a reducir la dependencia extranjera, sino que también permite que los UAV rusos se conecten a la red móvil ucraniana al cruzar la frontera, una gran ventaja para la navegación y la transmisión de señales en tiempo real.
Hasta el momento, se cree que la variante Shahed-136 MS que se estrelló en la provincia de Sumy (Ucrania) cuenta con una antena CRPA de cuatro cabezas, una tecnología de control de haz que permite un posicionamiento más preciso y es más eficaz contra interferencias que el antiguo sistema de navegación iraní Nasir de ocho canales. La CRPA utiliza señales GPS en las frecuencias L1 y L5, lo que ayuda al UAV a evitar ser inutilizado por el equipo de interferencia electrónica enemigo.
Además, el software de control de IA integrado permite a Shahed reconocer automáticamente el tipo de objetivo, ajustar la ruta de ataque e incluso distinguir entre infraestructura militar y civil mediante imágenes térmicas. Combinado con la información de la red móvil y los datos recopilados en el campo de batalla, este UAV puede convertirse en un arma semiautomática, no solo para ataques suicidas, sino también para reconocimiento o para guiar un segundo ataque.
El desarrollo de vehículos aéreos no tripulados (UAV) orientados a plataformas abiertas también ayuda a Rusia a adaptar Shahed a cada misión: desde ataques a infraestructuras eléctricas y depósitos de municiones hasta equipos de radar. Según expertos occidentales en defensa, Rusia está redefiniendo el concepto de "armas baratas" al utilizar UAV que cuestan solo decenas de miles de dólares para obligar al enemigo a lanzar misiles antiaéreos decenas de veces más caros.
Con una capacidad de producción de hasta cientos de unidades por día, el nuevo UAV Shahed también podría convertirse en un potencial artículo de exportación, lo que provoca que muchos países occidentales se preocupen por un “nuevo orden global de UAV” que Moscú está configurando.
Shahed-136 MS ya no es una "artillería voladora" como antes, sino que se está convirtiendo gradualmente en un nuevo tipo de plataforma UAV modular, capaz de integrar inteligencia artificial, sensores avanzados y altas capacidades anti-interferencias.
En un mundo donde armas de 20.000 dólares pueden penetrar sistemas de defensa aérea multimillonarios, la ventaja en el campo de batalla ya no pertenece a los países con más dinero, sino a aquellos que saben cómo aprovechar la tecnología, la industria y la inteligencia del diseño.
Fuente: https://khoahocdoisong.vn/uav-gia-re-cua-nga-khien-phong-khong-ukraine-kho-so-post1552249.html
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