La memoria es la capacidad de retener información del entorno externo que afecta al cuerpo a través de los sentidos, la cual es registrada y almacenada por el cuerpo. El principal lugar donde se almacena la información son las estructuras cerebrales; esta información será reproducida, utilizada y utilizada por el cuerpo cuando sea necesario.
La esencia de la memoria reside en el establecimiento de conexiones neuronales temporales en el cerebro. La base fisiológica de la memoria es el proceso de formación, almacenamiento, consolidación y restauración de conexiones neuronales temporales.
Existen muchos tipos de memoria. Se puede clasificar la memoria según su formación (según esta clasificación, incluye: memoria icónica, memoria motora, memoria emocional y memoria lingüístico-lógica) o según su duración (según esta clasificación, incluye memoria a corto plazo y memoria a largo plazo).
Factores que afectan la memoria
Muchos factores afectan la memoria, incluyendo factores externos, ambientales y corporales. Por otro lado, la cantidad, el contenido y la forma de la información recibida también son factores importantes que facilitan la formación de recuerdos y su perdurabilidad.
Una dieta adecuada y un estilo de vida saludable y activo traerán la mejor condición física y mental.
Los buenos hábitos nutricionales y de estilo de vida ayudan a mejorar la memoria.
En nuestra vida diaria, podemos olvidar cosas como las llaves, los vasos, los bolígrafos y dónde dejamos el teléfono. Este fenómeno se puede limitar si estas cosas se mantienen siempre ordenadas y tienen un lugar designado. También podemos practicar la buena memoria planificando el trabajo y organizando y colocando las cosas de forma ordenada.
Para tener una buena memoria es necesario potenciar tanto factores internos como externos, tanto en el entrenamiento para mantener un estilo de vida limpio y ordenado, como en la organización científica y planificada del trabajo.
Buena nutrición para el cerebro
Una dieta adecuada aportará a nuestro organismo suficiente energía, micronutrientes y sustancias altamente activas que juegan un papel muy importante en la memoria, como son: omega-3; omega-6; fosfolípidos; y aminoácidos.
Grasas esenciales (omega-3 y omega-6): Estas grasas son esenciales y constituyen los componentes básicos de las células nerviosas. El cerebro también necesita grasas saturadas y colesterol, pero como el cuerpo puede sintetizarlos, no hay escasez. Los omega-3 y omega-6 son fácilmente deficientes, por lo que deben obtenerse a través de la dieta. Estas grasas esenciales se encuentran en el pescado y las semillas oleaginosas.
Fosfolípidos: Son los mejores aliados de la memoria. Recubren los nervios y promueven la transmisión fluida de señales en el cerebro. Aunque el cuerpo puede producir fosfolípidos por sí solo, es recomendable incluirlos en la dieta. Los fosfolípidos abundan en la yema de huevo y las vísceras.
Aminoácidos: Son los componentes básicos de los neurotransmisores (sustancias que transmiten señales de una célula nerviosa a otra) y, por lo tanto, son esenciales. Estos aminoácidos se encuentran en alimentos ricos en proteínas como la carne, el pescado, los huevos, la leche, la soja y otras legumbres.
Además, muchos micronutrientes también contribuyen, directa o indirectamente, a mejorar y mantener la memoria; por ejemplo, el hierro es un micronutriente importante que participa en el proceso de formación de la sangre. No podremos absorber bien la información si nuestro cuerpo está siempre cansado y somnoliento debido a la anemia nutricional.
Al comprender los factores relacionados con la formación y el mantenimiento de la memoria, lograremos cambios positivos, especialmente en nuestros hábitos nutricionales y de estilo de vida, para mantener siempre una salud óptima y una mente despejada. Esta es la condición fundamental para una buena memoria.
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