
Caía la tarde en la alta montaña. El sonido de los gongs aún no había cesado. Nos parecía ver mil soles danzando como ofrendas al cielo.

O cuando la dorada luz del sol, al final de la tarde, cae en medio del lago. La luz penetra a través del azul intenso y profundo de la superficie del agua. Dejando la figura de una jovencita lo suficientemente grande como para evocar nostalgia en la mañana y la tarde sobre la superficie del lago. O dejando atrás la risa nítida de los niños de la región central, con el juego de cometas al viento...
Atardecer mágico en las playas del centro de Vietnam. Como regalo de la naturaleza, las tardes en la playa siempre atraen a gente de lugares lejanos.

Para los quang, la tarde en el río parece tener una sensación especial. Es la figura de la madre reflejada en el agua, al anochecer. Son las redes recogidas a toda prisa bajo la tenue luz amarilla del sol. La vida en el río siempre alimenta la esperanza, a pesar de las dificultades, con cada respiración.

Parece que, por naturaleza, al contemplar el atardecer, sentimos nostalgia de una patria lejana, de cosas familiares. Por eso, el atardecer se convierte en una hora nostálgica.

Los tours llamados “caza del atardecer” nacieron, tal vez para “atrapar” el flujo del día y la noche, que es también el flujo de los recuerdos.
A lo largo de la franja de tierra en forma de S, el horizonte se extiende en la luz dorada de la tarde, reflejando el vasto mar, el cielo alto, los largos ríos y las majestuosas montañas, llamadas Vietnam...


Fuente
Kommentar (0)