El diputado de la Asamblea Nacional, Bui Hoai Son, opinó que la industria cultural, si se invierte adecuadamente, es clave para el desarrollo de Vietnam. (Fuente: Asamblea Nacional ) |
Vietnam posee un valioso tesoro de poder blando: la cultura. Pero solo cuando la cultura se ve impulsada por el pensamiento creativo y la producción organizada según la lógica industrial, el patrimonio puede convertirse en un motor de desarrollo y la identidad en un atractivo global.
El “lenguaje suave” de la integración global
En la era de la globalización, donde las fronteras económicas y tecnológicas se difuminan gradualmente, la cultura se ha convertido en la "última frontera" para que los países afirmen su identidad, construyan su imagen y creen su propio atractivo. En medio de este fuerte flujo de integración, la industria cultural ha emergido como un "lenguaje suave" que ayuda a difundir los valores tradicionales y a crear productos modernos y competitivos en el mercado global. La industria cultural se está convirtiendo en una parte importante de la estrategia de desarrollo de muchos países, y Vietnam no es la excepción.
Cuando se trata de la industria cultural como herramienta de integración, es imposible no mencionar las inspiradoras lecciones de los países asiáticos. Corea del Sur, un país devastado por la guerra, se ha convertido en una potencia cultural gracias a la estrategia Hallyu (ola coreana). Películas como "Descendants of the Sun", "Parásitos" o grupos musicales como BTS y BlackPink no solo generan miles de millones de dólares, sino que también popularizan la gastronomía , el idioma, la cosmética y el estilo de vida coreanos en todos los continentes. Esto no se debe simplemente al éxito de la industria del entretenimiento, sino al resultado de una estrategia nacional en la industria cultural, donde la identidad tradicional se infunde en productos contemporáneos.
De igual manera, Japón ha exportado su cultura a través del anime, el manga y la artesanía, lo que ha convertido al país en sinónimo de disciplina, sofisticación y profundidad filosófica asiáticas. Desde productos como "Doraemon" y "El viaje de Chihiro", hasta la arquitectura minimalista y la ceremonia del té, Japón ha conquistado al mundo con su cultura antes de que se enamorara de la tecnología "Hecha en Japón".
En Vietnam, aparecieron los primeros indicios de la ola de "vietnamización global". La película de Tran Thanh, "Bo Gia", no solo impulsó la taquilla nacional, sino que también se ubicó entre las películas más taquilleras de Netflix en varios países asiáticos. El músico Khac Hung incorporó sonidos folclóricos a arreglos modernos, de modo que canciones como "Thuc Giac" o "Nang Tho" no solo resonaron en YouTube , sino que también fueron interpretadas por jóvenes internacionales en varios idiomas.
Incluso una forma de arte que parece seleccionar a su público, las marionetas acuáticas, se ha convertido en el centro de atención de festivales de arte internacionales como el Festival Fringe de Edimburgo, donde los extranjeros hacen fila para ver marionetas de madera que cuentan historias sobre aldeas vietnamitas.
Se puede observar que cuando la cultura se produce según la cadena de valor, desde la creación, la producción, la distribución hasta el consumo, cada obra de arte, cada plato, diseño de moda o danza folclórica se convierte en un "mensajero suave" que lleva la imagen de Vietnam al mundo. Lo importante es que no solo contemos historias del pasado, sino que las hagamos atractivas en el presente y vívidas en el futuro. No preservamos la identidad enmarcando la tradición, sino que abrimos la puerta para que la cultura tradicional se integre en el mundo contemporáneo, en formas nuevas y vibrantes.
La integración a través de la industria cultural no significa perderse en el océano de la globalización. Al contrario, es un viaje para hacer brillar la identidad vietnamita, proyectarse al mundo y convertirse en una parte indispensable del mapa cultural global. Así, cada producto cultural, desde el ao dai que se presenta en París hasta el sabor de la salsa de pescado que aparece en los programas culinarios europeos, narra discretamente la gran historia de una nación con una profunda historia, creatividad y un deseo de integración.
Para que la industria cultural se convierta verdaderamente en un sector económico clave, se necesita una inversión estratégica nacional. Foto ilustrativa. (Foto: Ha Phuong) |
Preservar el alma nacional en cada producto cultural
La integración global no significa perderse a sí misma. Al contrario, en un mundo donde la cultura impregna cada plataforma digital, cada fuente de noticias, cada smartphone, la singularidad y la individualidad constituyen las mayores ventajas competitivas. Por lo tanto, preservar la identidad nacional a la vez que se desarrolla la industria cultural no es una opción, sino un requisito previo para que Vietnam consolide su posición en el panorama creativo mundial.
La estrategia de desarrollo de la industria cultural de Vietnam debe partir de las raíces culturales indígenas. Los recursos culturales abundan: desde 54 grupos étnicos con su rico patrimonio de artes orales y festivales folclóricos, hasta patrimonios reconocidos por la UNESCO como la Música de la Corte Real de Hue, el Espacio Cultural Gong de las Tierras Altas Centrales, las canciones populares de Bac Ninh Quan Ho, el culto a la Diosa Madre vietnamita y, recientemente, el arte Xoe tailandés... Lo importante es transformar estos patrimonios en productos creativos que puedan aplicarse a la vida moderna y conmover a las personas de todo el mundo.
Muchos jóvenes artistas vietnamitas siguen ese camino. La marca de moda Kilomet109 del diseñador Thao Vu ha llevado el lino teñido con índigo de los grupos étnicos Nung y H'Mong a desfiles internacionales de moda con diseños minimalistas y modernos que resultan a la vez peculiares y familiares. O el diseñador Vu Thao Giang combina materiales tradicionales de laca con técnicas manuales para crear accesorios de moda únicos, causando una gran impresión en las ferias de diseño de Milán. Estas creaciones no solo preservan la identidad, sino que también revitalizan la tradición, de modo que la cultura no es solo nostalgia, sino el ritmo de vida actual.
Desde el punto de vista estatal, las políticas desempeñan un papel fundamental. Necesitamos políticas que apoyen la financiación, formen recursos humanos y protejan los derechos de propiedad intelectual de los artistas y las empresas creativas. No podemos esperar que los individuos creen una industria. Para tener una "aldea cultural creativa vietnamita", necesitamos un ecosistema: un lugar con espacios creativos abiertos, incubadoras de ideas, fondos de inversión para startups culturales y una red que conecte con centros creativos regionales como Seúl, Bangkok, Tokio o Berlín.
Corea del Sur lo ha logrado mediante la construcción del centro cultural K-Content Valley en Pangyo, un punto de encuentro de compañías de videojuegos, cine y música, que conecta con universidades de arte e institutos de investigación. Singapur ha invertido fuertemente en el distrito artístico Gillman Barracks y en la Estrategia de Desarrollo de la Industria Creativa, donde convergen artistas, productores e inversores. Con este modelo, Vietnam puede desarrollar plenamente clústeres culturales industriales en Hanói, Ciudad Ho Chi Minh, Da Nang, Hue o Can Tho, basándose en las ventajas que ofrecen la historia, la gente y la diversidad cultural regional.
Sin embargo, la integración global nos exige no solo preservar nuestra propia identidad, sino también contar nuestra historia en un idioma internacional. Por eso es necesario invertir en traducción, habilidades narrativas, diseño de productos y plataformas tecnológicas. Una película tradicional del Tet sin subtítulos de calidad, buen lenguaje visual y un ritmo narrativo atractivo difícilmente llegará al corazón del público internacional. Un producto artesanal sofisticado sin una historia cultural que lo acompañe se limitará a su valor material y no logrará conectar espiritualmente.
Vietnam necesita trabajadores culturales con mentalidad de "narradores" para su nación. No son solo artistas, sino también creadores estratégicos, personas que saben cómo impregnar el alma nacional de sus productos y transmitir mensajes vietnamitas en cada palabra, melodía y diseño.
Mantener la identidad no significa aferrarse obstinadamente a las viejas formas, sino más bien aferrarse a los valores, el espíritu, el carácter y las emociones vietnamitas, e infundirles la vitalidad de la época. Solo entonces podremos integrarnos verdaderamente, no siguiendo al mundo, sino integrándonos al mundo.
Según el Sr. Bui Hoai Son, si queremos que la cultura se convierta en un motor de desarrollo, no podemos limitarnos a la preservación. (Foto: NVCC) |
Convertir la industria cultural en un motor de desarrollo nacional
Si queremos que la cultura se convierta en un motor de desarrollo, no podemos limitarnos a preservarla, exhibirla o representarla, sino que debemos convertirla en un activo económico capaz de generar valor añadido, empleo, medios de vida y una identidad de marca nacional. La industria cultural es la vía para lograrlo, donde cada valor cultural, debidamente organizado y producido, no solo perdurará en la memoria, sino también en la vida económica y social, vinculado al futuro de la nación.
El mundo ha demostrado que los países que se basan en el poder blando para desarrollarse tendrán una economía más sostenible, flexible y creativa. En 2021, según un informe de la UNESCO, las industrias culturales y creativas contribuyeron con más del 3% del PIB mundial, crearon 30 millones de empleos y representaron el 6,2% del total de las exportaciones mundiales. Corea del Sur generó más de 12 mil millones de dólares solo en contenido cultural. El Reino Unido registró más de 2 millones de personas trabajando en este sector, desde cineastas y diseñadores de videojuegos hasta profesionales de los medios de comunicación y artesanos.
En Vietnam, el potencial inicial ha emergido claramente. Solo en la industria cinematográfica, los ingresos de taquilla en 2023 alcanzaron casi 4 billones de VND, principalmente gracias a películas vietnamitas como "Nha Ba Nu", "Lat mat 6: mech ve dinh menh" y "Con nhot mot chong", con decenas de millones de espectadores nacionales.
La industria de la moda vietnamita está experimentando un fuerte desarrollo, con una serie de marcas jóvenes de inspiración local que se lanzan al escenario internacional. Los festivales culturales, desde el Festival del Café Buon Ma Thuot y el Festival de Hue hasta la Semana Cultural Jemer en Tra Vinh, no solo tienen importancia patrimonial, sino que también son eventos que impulsan el turismo, el consumo y construyen la identidad local.
Sin embargo, para que la industria cultural se convierta verdaderamente en un sector económico clave, se requiere una inversión estratégica nacional. En primer lugar, se trata de las instituciones. El Estado debe seguir mejorando el sistema legal en materia de propiedad intelectual, derechos de autor, desarrollo de empresas creativas y promoción de la transformación digital en el sector cultural. La Resolución n.º 33-NQ/TW (2023) establece claramente la necesidad de desarrollar la industria cultural en paralelo con la formación de personas y un entorno cultural saludable. Sin embargo, para que la Resolución se ponga en práctica, se necesitan programas de acción específicos con objetivos mensurables, indicadores económicos y recursos de inversión.
El siguiente paso son los recursos humanos. No puede haber una industria cultural sólida sin personas creativas con pensamiento económico y artístico. Las universidades necesitan innovar en la formación en cultura, arte, comunicación, diseño y gestión creativa, integrando el conocimiento del mercado, el marketing y la tecnología en sus planes de estudio. Necesitamos formar una generación de "emprendedores culturales", personas que sepan cómo emprender un negocio a partir de la cultura y enriquecerse con la inteligencia vietnamita.
Además, es necesario desarrollar un ecosistema creativo local. Cada provincia y ciudad puede elegir sus propias fortalezas para desarrollar una industria cultural adecuada: Hue con su patrimonio real y bellas artes, Hoi An con su artesanía y arquitectura, las Tierras Altas Centrales con sus festivales folclóricos, Ciudad Ho Chi Minh con su música y cine modernos, Hanói con su literatura, teatro y espacios creativos. Así es como la industria cultural se vincula al desarrollo regional sostenible, sin dejar a nadie atrás en el camino creativo.
Finalmente, debemos integrar seriamente las industrias culturales en la estrategia nacional de desarrollo. La cultura no puede ser un simple accesorio al margen de los ejes de desarrollo tradicionales. Debe ser vista como un recurso tangible, capaz de generar avances. Imaginemos un Vietnam donde las zonas rurales desarrollen el turismo cultural comunitario; las zonas urbanas se conviertan en centros de diseño y creación de productos artesanales de alta calidad; donde productos como la salsa de pescado, el ao dai, la ópera clásica, los videojuegos, el cine y la moda se exporten con derechos de autor. Esto no es una fantasía, sino una dirección inevitable si sabemos cultivar nuestra visión y actuar con perseverancia.
Porque en un mundo en constante cambio, lo que distingue a un país no son solo sus recursos, tecnología o capital de inversión, sino también su esencia cultural. Vietnam posee un tesoro cultural invaluable, pero solo cuando se abre a ese tesoro con la llave de la industria creativa, podemos enriquecernos verdaderamente. La industria cultural, si se invierte adecuadamente, es la clave para el desarrollo de Vietnam, no solo por su rapidez, sino también por la profundidad de su identidad.
Desfile "Ao dai conectando el turismo y el patrimonio de Hanói en 2024". (Foto: Hai Linh) |
Brillar desde la identidad, ascender con creatividad
En un mundo competitivo y volátil, donde los países compiten no sólo en tecnología y finanzas sino también en difusión cultural, Vietnam necesita establecer una nueva posición para sí mismo: un país creativo, único, capaz de tocar los corazones del mundo con su propia alma cultural.
La industria cultural no es solo un nuevo sector económico, sino también una estrategia integral de desarrollo, donde se cristalizan el arte, la tecnología, el mercado y la identidad nacional. Es la manera de preservar las raíces del presente, expandir la visión al mundo y nutrir el potencial de desarrollo a largo plazo del país. Ya no es un concepto extraño; la industria cultural está presente en cada vida urbana, en cada campo creativo, en la historia de cada artista, de cada emprendedor, en cada producto con identidad pero con una apariencia moderna.
Pero para que la industria cultural se convierta verdaderamente en un nuevo pilar del desarrollo de Vietnam, necesitamos superar las viejas mentalidades, una visión institucional a largo plazo e invertir sistemáticamente en recursos humanos y en el entorno creativo. Se trata de una revolución no solo en herramientas, sino también en la mentalidad de desarrollo: una mentalidad que sitúa la cultura en el centro de la estrategia nacional.
Cuando un país sabe contar su historia de la mejor manera, de la forma más bella y auténtica, será escuchado, admirado y respetado. Vietnam tiene todas las condiciones para convertirse en un país así: posee una profunda herencia, un deseo de integración y una generación joven llena de energía creativa. La pregunta que queda es si nos atrevemos a otorgar a la cultura un papel digno en el desarrollo del país. De ser así, la industria cultural es la puerta para que Vietnam avance hacia el futuro, donde la identidad nacional es el eje y la creatividad las alas que impulsan al país lejos.
Fuente: https://baoquocte.vn/cong-nghiep-van-hoa-loi-di-rieng-day-ban-sac-viet-nam-thoi-hoi-nhap-320971.html
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