Mi infancia estuvo asociada al pequeño jardín detrás de la casa, donde las manos de mi padre cultivaban cada hilera de hortalizas, regaban cada árbol y también donde sembró en mí las primeras semillas de bondad y diligencia.
Todavía recuerdo con claridad las mañanas en que mi padre nos llevaba a mi hermana y a mí al mercado a vender verduras en su vieja bicicleta. Vendía las verduras frescas de la huerta para recaudar dinero y enviarnos a mi hermana y a mí a la escuela. Los días que se agotaban pronto, mi padre pasaba por la tienda a comprarnos a cada una un pastel de naranja, una piruleta o simplemente una pinza de pelo de colores. Los regalos no valían mucho, pero para nosotras, en aquel entonces, eran un verdadero paraíso de alegría.
Mi padre siempre fue el mejor compañero de mi hermana y de mí durante nuestra infancia. Escuchaba cada detalle que decía, desde mis estudios hasta los pequeños conflictos con mis amigos. No me juzgaba ni me amenazaba, solo me hacía un gesto de asentimiento y me daba ánimos a tiempo. Fue su forma de amarme lo que alimentó mi autoestima y mi fortaleza.
Recuerdo mis primeros años de escuela. Todas las noches mi padre se sentaba junto a mi hermana y a mí para ayudarnos a estudiar. Aunque no era maestro, para mi hermana y para mí fue el primer maestro, y el más duradero, de nuestras vidas. Me enseñó a valorar el dinero ganado con sudor y esfuerzo, a respetar a mis mayores, a amar el trabajo y a ser responsable con mi familia y mi comunidad. Esas lecciones me acompañaron durante toda mi infancia, como una brújula en la vida.
Mis hermanas y yo ya somos mayores y cada una vive en su propio lugar. Aunque no volvemos a casa a menudo, mi padre todavía me envía regalos con regularidad. A veces lleva a mi madre a decenas de kilómetros para visitarnos. En cada viaje, llena la cesta con verduras, frutas y huevos, productos que él mismo prepara. Aunque los regalos de casa son sencillos, están llenos del amor de mi padre por sus hijos y nietos.
Ahora que soy madre, soy más consciente de los sacrificios que hizo mi padre por sus hijos y su familia. Me doy cuenta de que estoy repitiendo todo lo que mi padre hizo antes: sentarme a su lado para ayudarlo a estudiar cada noche, escucharlo susurrar, enseñarle con todo mi corazón. Continúo ese amor, su amor eterno, a través de mi propio estilo de vida.
El tiempo vuela, los viejos caminos serán reemplazados por nuevos, el verde jardín quizá no sea el mismo de antes. Pero la imagen de mi padre, con su esbelta figura cuidando diligentemente el huerto, su mirada tolerante cuando tropiezo y su amor infinito, quedarán grabados para siempre en mí, como una cálida lámpara que me guiará de regreso a casa a lo largo de mi vida.
El tiempo me ha encanecido y ha ralentizado mis pasos, pero no ha erosionado el amor por mis hijos. Ese amor no es ruidoso, sino silencioso, profundo y duradero, como el de mi padre.
Hola amor, temporada 4, tema "Padre" se lanzó oficialmente a partir del 27 de diciembre de 2024 en cuatro tipos de prensa e infraestructura digital de Radio - Televisión y Periódico Binh Phuoc (BPTV), prometiendo llevar al público los maravillosos valores del sagrado y noble amor paternal. |
Fuente: https://baobinhphuoc.com.vn/news/19/174367/tinh-yeu-cua-bo
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