Es necesario precisar más el papel rector de la economía estatal y promoverlo en la medida adecuada.
En el contexto actual, cuando la economía global avanza rápidamente bajo el impacto de la transformación digital, la cuarta revolución industrial y la exigencia de un desarrollo verde y sostenible, es necesario concretar y promover plenamente el papel protagónico de la economía estatal. Esto requiere no solo ajustes en la organización y los mecanismos operativos, sino, aún más importante, un enfoque nuevo, integral y sustancial para la concienciación y el diseño institucional.
En la Conferencia Nacional para la difusión e implementación de las Resoluciones 66-NQ/TW y 68-NQ/TW, del 18 de mayo de 2025, el Secretario General To Lam señaló el requisito: «La transformación del modelo de crecimiento debe basarse en la ciencia y la tecnología, la innovación y la inteligencia artificial». Esta es una orientación fundamental que establece un papel pionero para el sector económico estatal en campos nuevos, estratégicos y de vanguardia.
En su discurso del 6 de enero de 2025, el primer ministro Pham Minh Chinh también enfatizó: "Organizar para que el capital estatal sea mejor administrado y desarrollado".
En ese espíritu, proponer soluciones innovadoras para mejorar la eficiencia y promover el papel protagónico de la economía estatal no sólo tiene el significado de reformar la organización y la administración, sino que también es un factor decisivo en el proceso de desarrollo del país de una manera más autónoma, creativa y sostenible en el próximo período.
Mejorar la eficiencia de la economía estatal mediante la reforma institucional y la organización de su ejecución.
Para que la economía estatal desempeñe un papel protagónico en la economía de mercado de orientación socialista, es necesario reformar en profundidad tanto las instituciones como el mecanismo de implementación. La tarea ya no consiste en gestionar las empresas estatales como unidades administrativas, sino en reestructurar la mentalidad de gestión: de la «gestión empresarial» a la «gestión del patrimonio nacional».
Primer Ministro Pham Minh Chinh: Las empresas estatales deben ser más proactivas, pioneras en la transformación digital y promover el crecimiento - Foto: VGP/Nhat Bac
El foco de la reforma debe girar en torno a tres avances clave:
En primer lugar, establecer un sistema nacional de gestión de activos moderno, digital y eficaz. El Estado necesita construir un "balance nacional de activos" unificado en el que todos los activos públicos —desde las aportaciones de capital, los terrenos, la infraestructura y los recursos hasta las acciones de empresas— estén claramente identificados, digitalizados, clasificados y valorados según los mecanismos del mercado. Los activos que sirven a fines públicos deben utilizarse adecuadamente; los activos invertidos en empresas deben generar beneficios y estar sujetos a supervisión pública. Esta es la base para transformar la economía estatal, de una carga dispersa a una fuerza de inversión estratégica, focalizada y medible.
En segundo lugar, en lugar de restablecer una agencia estatal de gestión de capital, es necesario crear una institución especializada en la gestión de activos públicos. Con base en la experiencia adquirida tras la disolución del Comité de Gestión de Capital Estatal, es posible rediseñar el modelo de gestión de activos públicos de manera simplificada y eficiente e integrarlo en un centro de coordinación altamente especializado dentro del Ministerio de Hacienda. gobierno, o poner en práctica el modelo de la "Corporación Nacional de Inversión en Activos" que opere según los estándares del mercado, separada de los organismos encargados de formular políticas.
Esta institución no necesita desempeñar una función administrativa, sino que opera según el principio de una empresa de inversión estratégica, cuenta con una Junta Directiva, auditoría independiente y rinde cuentas al Gobierno y a la Asamblea Nacional. Delegar la gestión del capital a cada ministerio, como hasta ahora, dificultará enormemente la garantía del principio de separación de propiedad, gestión y supervisión, y fácilmente generará conflictos de intereses.
En tercer lugar, la economía estatal debe liderar la innovación del modelo de crecimiento. Su liderazgo ya no reside en su escala, sino en su capacidad para impulsar, crear y liderar el desarrollo, especialmente en las siguientes áreas: tecnología clave, big data e inteligencia artificial; industria de semiconductores, energías renovables, industria medioambiental; infraestructura digital, infraestructura estratégica, y sectores de la economía verde y circular.
En lugar de competir con el sector privado en sectores de mercado masivo, la economía estatal necesita centrarse en áreas donde el sector privado no está preparado o no es capaz de participar.
La promoción del papel rector de la economía estatal también es un factor decisivo en el proceso de desarrollo del país de forma más autónoma, creativa y sostenible en el próximo período.
Construir un ecosistema institucional para que el rol de liderazgo opere de manera efectiva y sustancial
El liderazgo de la economía estatal, si no se sustenta en un ecosistema institucional adecuado, será solo una propuesta formal, lo que fácilmente generará distorsiones en su implementación. Para que este rol funcione adecuadamente, se necesita una sólida estructura institucional de tres pilares: leyes transparentes, organismos de control competentes y mecanismos de supervisión modernos.
En primer lugar, el sistema legal debe definir límites y normas de conducta claros. Actualmente, la legislación sobre la gestión y el uso del capital y los activos estatales en las empresas aún está dispersa y carece de un marco unificado. La Ley de Gestión y Uso de Activos Públicos y la Ley de Empresas no distinguen claramente entre los activos utilizados para la producción y los negocios (que conforman la economía estatal) y los activos pertenecientes al interés público y la administración pública. En consecuencia, el órgano rector formula políticas, posee y supervisa, lo que genera conflictos de intereses y facilita la intervención arbitraria.
Es necesario promulgar una "Ley Nacional de Gestión de Activos" o reformar la Ley de Gestión y Uso de Activos Públicos con un enfoque modernizado, priorizando la eficiencia de uso, el valor de la inversión y la rendición de cuentas. Normas como la separación entre propiedad y gestión, los principios de mercado en la inversión y los mecanismos de gestión del riesgo de activos deben legalizarse de forma clara y coherente.
En segundo lugar, la organización implementadora debe profesionalizarse y desadministrarse. Como se mencionó en la sección anterior, en lugar de una estructura administrativa de gestión del capital —donde los ministerios y las dependencias poseen, gestionan y operan— es necesario establecer puntos focales especializados con funciones claras y una gobernanza basada en principios de mercado.
Además, las empresas estatales deben ser privatizadas o reestructuradas para convertirse en empresas públicas, aplicando las mejores prácticas de gobierno corporativo (OCDE, G20) y siendo supervisadas de cerca por organizaciones independientes como la auditoría estatal y una junta directiva no ejecutiva, e informando con transparencia al público. Se debe evitar la situación de "jugar al fútbol y denunciar a la vez" en el sistema interno.
En tercer lugar, el mecanismo de monitoreo debe ser moderno, transparente y estar vinculado a la eficiencia nacional. El monitoreo económico estatal no puede limitarse a las inspecciones periódicas ni a la gestión de infracciones, sino que debe transformarse en un sistema de alerta estratégica, capaz de medir la eficiencia de la inversión pública en tiempo real.
Para ello, es necesario establecer una plataforma nacional de datos digitales sobre activos públicos, que conecte la información entre el Ministerio de Hacienda, las localidades, las empresas estatales y los organismos supervisores. Las instituciones también deben fomentar la función supervisora de la Asamblea Nacional, el Frente de la Patria y la prensa, como "guardianes" para garantizar la rendición de cuentas y limitar los privilegios.
El papel rector de la economía estatal debe demostrarse en su capacidad de abrir camino, crear y liderar el desarrollo, especialmente en los campos de: Tecnología central, big data e IA...
Desarrollar el impulso de la innovación en el sector económico estatal
En el contexto de la aceleración de la transformación de Vietnam de su modelo de crecimiento hacia la productividad, la ciencia, la tecnología y la innovación, el sector económico estatal no puede seguir operando como antes, centrándose en la gestión administrativa, la asignación planificada y el recurso a los recursos públicos. Para mantener su liderazgo, este sector debe convertirse en una de las principales fuentes de innovación, con la capacidad de liderar el nuevo modelo de desarrollo, y no puede ser un punto bajo de la reforma.
En primer lugar, establecer un mecanismo para priorizar la inversión en áreas estratégicas, de impacto y de alto riesgo potencial. La economía estatal debe liderar áreas como las energías renovables, la tecnología de semiconductores, la inteligencia artificial, la manufactura ecológica, la infraestructura de datos digitales, etc. Todas estas áreas son fundamentales para el crecimiento sostenible, pero no resultan lo suficientemente atractivas para el sector privado debido a la gran cantidad de capital, el alto riesgo y los largos plazos de recuperación.
Para ello, es necesario formar fondos de inversión estratégicos de propiedad estatal, que operen según los principios del mercado y estén gestionados profesionalmente, para inyectar capital "semilla" en proyectos con potencial innovador, desbloqueando así los flujos de capital privado y atrayendo inversión internacional.
En segundo lugar, reestructurar las empresas estatales hacia la innovación. Deben abandonar la mentalidad empresarial de "ir a lo seguro", que solo cumple la función de mantener la cuota de mercado, obtener beneficios a corto plazo y preservar el capital. En cambio, deben rediseñarse como "empresas creativas": lugares que investiguen y prueben activamente nuevos modelos, productos y tecnologías.
Para promover esto, el Gobierno debería estipular una proporción mínima del presupuesto de I+D en las empresas estatales y emitir un índice de evaluación de la capacidad de innovación como criterio de clasificación anual. Las empresas con logros destacados en innovación deberían ser reconocidas, premiadas y dotadas de mayor autonomía.
En tercer lugar, desarrollar infraestructura de datos y mecanismos públicos para compartir el conocimiento. Los activos de datos estatales, como los de tráfico, tierra, clima, industria y población, deben digitalizarse y el acceso controlado debe extenderse a las empresas emergentes, los institutos de investigación y el sector privado, convirtiendo así los activos de datos públicos en plataformas para la innovación social.
Además de ello, es necesario construir zonas nacionales de innovación tecnológica, donde las empresas estatales desempeñen el papel de “inquilino ancla” - el líder, cooperando y compartiendo infraestructura, tecnología y recursos humanos con empresas más pequeñas en la cadena de valor de la innovación.
El papel rector de la economía estatal debe demostrarse en su capacidad de abrir camino, crear y liderar el desarrollo, especialmente en los ámbitos de la industria medioambiental y de la economía verde y circular.
Crear un entorno competitivo justo y promover el liderazgo del mercado
La economía estatal no puede desempeñar un papel protagónico sin contribuir a la construcción de un mercado sano, una competencia justa y la capacidad de liderar el desarrollo del ecosistema. Esta es la condición fundamental para garantizar que los recursos de la economía, incluyendo el capital, la mano de obra y la tecnología, se asignen eficazmente, sin ser distorsionados por privilegios o beneficios.
En primer lugar, hay que acabar con el mecanismo de "jugar al fútbol y denunciar". La economía estatal solo puede desempeñar su papel si está claramente separada de la función de gestión estatal. Es imposible que los ministerios y sectores desarrollen políticas y dirijan o se beneficien directamente de las empresas bajo su gestión. Esto no solo genera conflictos de intereses, sino que también crea un ecosistema preferencial no mercantil, distorsiona la competencia y debilita al sector privado.
Para resolver el problema desde su raíz, es necesario establecer un mecanismo independiente de gestión de los activos públicos y de representación de la propiedad del capital estatal, a través de un organismo especializado que opere de manera transparente y sea supervisado de cerca por la Asamblea Nacional, la Oficina de Auditoría del Estado y el público.
En segundo lugar, construir un marco de reglas estrictas y justas. Todas las empresas, independientemente de su propiedad estatal o privada, deben cumplir con las mismas normas en materia de impuestos, inversión, licitación, tierras, medio ambiente y responsabilidad social.
En tercer lugar, la transición del monopolio a la cooperación y la difusión. Las grandes empresas estatales sólidas deben orientarse hacia el desarrollo según el modelo de liderazgo de la cadena de valor, no solo operando para su propio beneficio, sino también apoyando el desarrollo de empresas satélite y pequeños y medianos proveedores, especialmente en industrias de apoyo e innovación.
En lugar de aprovechar su posición para competir deslealmente, las empresas estatales deben desempeñar el papel de compartir, cooperar y crear efectos indirectos, en consonancia con la misión de una fuerza económica propiedad de todo el pueblo.
La responsabilidad ambiental y social (ASG) debería considerarse una obligación obligatoria de todas las empresas estatales.
Innovar el mecanismo de medición del desempeño y establecer un sistema de seguimiento moderno
Una de las razones por las que la economía estatal aún no ha demostrado su liderazgo es la falta de un mecanismo claro para medir el rendimiento y un sistema de seguimiento eficaz. Sin una medición adecuada, es imposible gestionar adecuadamente; sin un seguimiento transparente, es imposible esperar mejoras en la eficiencia.
En primer lugar, es necesario pasar de la gestión de insumos a la evaluación de resultados. En lugar de centrarse únicamente en indicadores formales como los ingresos, los activos totales o el número de empleados, es necesario pasar a evaluar la eficiencia con base en el rendimiento social y el valor generado para la economía. Los indicadores necesarios deben incluir:
1. Eficiencia en el uso del capital y de los activos públicos (ROA, ROE);
2. Nivel de contribución al crecimiento del PIB, creando empleos de alta calidad ;
3. Capacidad para liderar la innovación, invertir en I+D y desarrollar industrias centrales ;
4. Efectos colaterales sobre el sector privado y resiliencia ante las crisis .
Estos criterios no sólo miden el desempeño empresarial, sino que también reflejan el papel estratégico que debe asumir la economía del estado.
La divulgación de información financiera, de desempeño, social y ambiental (ESG) debería ser obligatoria para todas las empresas estatales. Esta transparencia no solo impulsa la mejora, sino que también restaura la confianza pública en el sector económico estatal, que se ha visto cuestionada debido a algunos casos de debilidad y grandes pérdidas.
En tercer lugar, aplicar la tecnología digital y el big data para supervisar los activos públicos. Los activos nacionales —incluyendo tierras, patrimonio e infraestructura estratégica— deben digitalizarse, identificarse, asignarse códigos de gestión y supervisarse en tiempo real. Esta plataforma de datos debe estar conectada con los sistemas del Tesoro Público, el Departamento de Hacienda, el Departamento de Registro Mercantil, el Banco del Estado, etc., para ayudar a los organismos supervisores a evaluar riesgos, rastrear los flujos de capital y detectar indicios tempranos de pérdidas.
La aplicación de tecnología digital también es una forma eficaz de controlar los conflictos de intereses, los precios de transferencia y la manipulación de activos públicos, cuestiones que son difíciles de verificar manualmente.
Para llegar lejos, se necesita una estrategia; para ir rápido, determinación; y para ir bien, conciencia. La economía estatal, si se reestructura con un nuevo espíritu, nuevas instituciones y nuevos métodos operativos, puede convertirse sin duda en un pilar sólido para un Vietnam autosuficiente, innovador y próspero en el siglo XXI .
Dr. Nguyen Si Dung
Fuente: https://baochinhphu.vn/giai-phap-dot-pha-cho-kinh-te-nha-nuoc-102250727055258313.htm
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