En el trabajo, el buen ambiente laboral depende en gran medida del gerente. Si el jefe acaba de tener un mal día, sus expresiones faciales o su comportamiento desagradable pueden propagar el estrés, según Psychology Today (EE. UU.).
El estrés puede ser contagioso.
Los psicólogos lo llaman "contagio emocional". Tendemos a percibir las emociones y comportamientos de quienes nos rodean. Si alguien está feliz, es probable que nos sintamos mejor a su lado. Por el contrario, si alguien está estresado, esto puede afectar el estrés de quienes lo rodean.
En el trabajo, este estrés contagioso puede afectar el estado de ánimo y reducir la productividad. Al fin y al cabo, la mayoría preferimos trabajar con personas que no nos incomoden ni nos estresen.
Debido a estos efectos, los líderes de las organizaciones deben ser especialmente conscientes de su estrés, pensamientos y comportamientos. Las personas prestan más atención a los líderes. Por lo tanto, las señales de estrés que emiten también tienen un mayor impacto en sus colegas.
Hay muchas razones por las que el estrés es contagioso. Pero, neurológicamente hablando, tenemos neuronas en el cerebro que pueden copiar las respuestas de los demás. Por ejemplo, si ves la sonrisa de alguien, querrás devolverle la sonrisa. El ceño fruncido de otra persona también puede provocarnos malestar y estrés.
De igual manera, las conductas que revelan estrés en otras personas pueden desencadenar o reforzar nuestros propios sentimientos de estrés. Incluso cuando percibimos claramente que el estrés es un problema ajeno, seguimos sintiéndonos incómodos.
Para prevenir este contagio, tras estar cerca de alguien con un comportamiento estresante, los expertos recomiendan buscar un lugar tranquilo y pasar un tiempo a solas para reducir el estrés. Además, estar cerca de alguien cercano que brinde seguridad y apoyo también puede ayudar a reducir el malestar causado por el contagio del estrés, según Psychology Today.
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