Cómo cambia el tiempo de El Niño a La Niña

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Es probable que El Niño retroceda pronto, lo que indica un cambio rápido hacia el patrón climático y oceánico opuesto: La Niña.

La Niña puede provocar poderosos huracanes en el Atlántico como el huracán Matthew, que azotó Haití en 2016. Foto: NASA — La Niña puede provocar poderosos huracanes en el Atlántico como el huracán Matthew, que azotó Haití en 2016. Foto: *NASA*

El cambio de El Niño a La Niña conlleva el riesgo de tormentas severas en el Atlántico y un clima más seco de lo normal en el sur de Estados Unidos. A nivel mundial, La Niña suele traer temperaturas más frías, pero antes de su impacto, 2024 estará entre los cinco años más cálidos registrados, según Tom Di Liberto, científico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). "Todo apunta a que 2024 será un año caluroso", declaró Di Liberto a Live Science el 20 de abril.

El Niño y La Niña describen patrones opuestos en los vientos alisios que se mueven alrededor del ecuador, soplando hacia el oeste desde Sudamérica hasta Asia. En años neutrales, cuando ninguno de estos patrones se presenta, los vientos alisios empujan el agua cálida hacia el oeste, reemplazándola con agua más fría proveniente de aguas profundas. Cuando se produce El Niño, los vientos alisios se debilitan, por lo que el Océano Pacífico oriental, junto con las costas occidentales de Norteamérica y Sudamérica, se calienta. Como resultado, la corriente en chorro se desplaza hacia el sur, dejando Canadá y el norte de Estados Unidos secos, pero aportando más humedad al sur del país, según la NOAA.

Durante un año con La Niña, los vientos alisios se intensifican, impulsando aguas cálidas hacia Asia e incrementando el afloramiento de aguas frías en la costa del Pacífico americano. La corriente en chorro se desplaza hacia el norte, provocando sequías en el suroeste y sureste de Estados Unidos y trayendo clima más húmedo al noroeste y los Grandes Lagos.

El Niño comienza oficialmente en junio de 2023, pero el Centro de Predicción Climática de la NOAA informa que el patrón climático se está debilitando, con un 85 % de probabilidad de transición a una fase neutra para junio. Posteriormente, La Niña regresará, con un 60 % de probabilidad de ocurrir entre junio y agosto, según los Centros Nacionales de Predicción Ambiental. "Para un El Niño tan intenso, no es raro que un evento como este termine y se transforme en La Niña tan rápidamente", declaró Di Liberto.

Las mediciones oceánicas actuales muestran que las temperaturas superficiales del Océano Pacífico son cálidas, pero el agua que se encuentra debajo es más fría que el promedio. A medida que el agua fría asciende a la superficie, la transición ocurrirá rápidamente. El cambio de El Niño a La Niña plantea la posibilidad de una fuerte temporada de huracanes, afirma Alex DesRosiers, estudiante de doctorado en ciencias atmosféricas de la Universidad de Colorado. Durante El Niño, el aire cálido asciende desde el Pacífico oriental hacia la atmósfera superior, lo que genera vientos más fuertes a gran altitud. Esto crea cizalladura vertical del viento, una diferencia en la velocidad y dirección de los vientos en la superficie y en la atmósfera. La cizalladura vertical del viento puede dispersar las tormentas a medida que se forman.

Durante La Niña, los vientos en la atmósfera superior son más tranquilos, lo que reduce la cizalladura del viento y permite la formación de grandes tormentas mediante la convección de aire cálido y húmedo desde la superficie del océano. "A medida que pasamos a La Niña, la atmósfera se vuelve más favorable para la formación e intensificación de tormentas", explicó DesRosiers.

Debido a la inminente llegada de La Niña y a las temperaturas superficiales extremadamente altas del Atlántico, el Grupo de Investigación sobre Clima y Tiempo Tropical de la CSU pronostica una temporada de huracanes muy activa en el Atlántico, con un estimado de 23 tormentas con nombre (por encima del promedio de 14,4) y cinco huracanes de categoría 3 o superior. Este año podría ser similar a 2010 y 2020, ambos con temporadas de huracanes activas, aunque se desconoce si las fuertes tormentas afectarán tierra firme.

An Khang (según Live Science )

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