Cuando algunos profesores son censurables
La violencia escolar es un problema grave en el ámbito educativo y se agrava cada vez más cuando el profesorado participa en manifestaciones. Recientemente, el tema de los profesores que golpean y regañan a los alumnos sigue siendo un tema candente en la sociedad, como: un profesor de Hanói que agarra la barbilla e insulta a un alumno; un profesor de aula que agarra la camisa y arrastra a una alumna a clase; un profesor de inglés que usa "tú" y "yo"; un alumno golpeado por el profesor con una vara de bambú...
Estos incidentes muestran la “inestabilidad” de la cultura escolar, en la que la violencia escolar se ha convertido en un enorme desafío en el proceso de construcción de una cultura escolar sana y amigable.
Un video de un profesor parado en el podio, señalando la cara de un estudiante, agarrándole la barbilla, llamándolo "tú" y regañándolo con lenguaje ofensivo ha causado revuelo en las redes sociales desde principios de octubre.
El autor Tran Nhan Trung, en un artículo publicado en el periódico Thanh Nien el 23 de octubre, afirmó que la causa común de la violencia escolar es que los estudiantes no saben cómo controlarse cuando se enfrentan a situaciones inusuales.
La realidad también demuestra que la violencia escolar, cuando son los docentes quienes se manifiestan, no va más allá de la falta de empatía y de control emocional. La mayoría de los docentes que manifiestan violencia escolar no han investigado a fondo la causa del incidente, no han comprendido las dificultades de los estudiantes ni se han puesto en su lugar. Esto da lugar a palabras y acciones fuera de lo común e inadecuadas para el entorno pedagógico.
Mucha gente piensa que deberíamos revisar el actual programa de formación docente. ¿Es cierto que este se centra demasiado en la formación profesional y descuida la formación moral del profesorado?
Controlar las emociones para mantener la imagen docente
En algunos lugares, el ambiente pedagógico se está contaminando por el fenómeno de profesores que se comportan de manera poco ética, creando “malos ejemplos” en las escuelas.
Para prevenir la violencia escolar, en primer lugar el mal ejemplo de algunos docentes, lo más importante es seguir rectificando la ética docente y educando la ideología docente.
En el reglamento de ética docente, el Ministerio de Educación y Formación establece claramente que los docentes deben ser compasivos, tolerantes, generosos y tratar con delicadeza a los estudiantes; no violar el cuerpo ni insultar el honor y la dignidad de estudiantes, colegas y demás. Además, en la cultura de nuestro país, la tradición de "respetar a los docentes" siempre se promueve, con hermosos recuerdos de las relaciones profesor-alumno.
La violencia escolar es un desafío importante para el sector educativo.
Por lo tanto, los docentes que cometen actos antieducativos y antipedagógicos deben ser severamente castigados. Esto también ayuda a otros docentes a practicar y controlar sus emociones para preservar la imagen de los docentes.
El ambiente de aprendizaje en las escuelas promueve el respeto, la seguridad y el desarrollo personal de todos los estudiantes. Los docentes desempeñan un papel importante en la promoción de la cultura escolar. Por lo tanto, deben demostrar un comportamiento que respete la ética escolar y controle sus emociones para crear un ambiente de aprendizaje seguro y sin violencia.
Según los psicólogos, la inteligencia emocional es la capacidad de comprender las propias emociones, comprender y reconocer las emociones de los demás; la capacidad de controlar las propias emociones en beneficio de los demás, y controlar y regular las emociones de los demás. La falta de autocontrol puede generar reacciones negativas con consecuencias impredecibles.
Por lo tanto, los docentes necesitan controlar sus emociones para encontrar soluciones razonables a los problemas causados por los estudiantes. Controlen sus emociones, comprendan la situación con calma y, a veces, pónganse en el lugar del estudiante para encontrar una solución y evitar caer en la situación de "ser el culpable también".
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