La razón es que este gobierno fue formado por partidos que no contaban con mayoría parlamentaria . La paradoja más sorprendente es que tanto el presidente Emmanuel Macron como su candidato a primer ministro, Michel Barnier, eran plenamente conscientes de ello desde el principio, pero aun así decidieron implementarlo.
El primer ministro francés Michel Barnier
La inusual paradoja en esta ocasión es que el partido político ganador en Francia no tiene derecho a formar gobierno, pero sí a sus miembros, quienes solo obtuvieron 47 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional. La coalición entre Macron y Barnier cuenta con tan solo 193 escaños, mientras que la mayoría mínima necesaria en la Asamblea Nacional es de 289.
Esto significa que, si el gobierno pretende lograr un gran cambio, tendrá que apoyarse en la coalición izquierdista Nuevo Frente Popular (NFP), actualmente la mayor facción política en el parlamento y ganadora de las recientes elecciones parlamentarias, o en la ultraderechista Agrupación Nacional (RN). Ambas han expresado su desacuerdo. La coalición NFP incluso ha declarado su no cooperación. Esto supondrá un gran reto, ya que la misión del gobierno es construir y consolidar la estabilidad.
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Fuente: https://thanhnien.vn/nghich-ly-kieu-phap-185240922224831938.htm
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