Para muchas personas, el verano es una época preciosa para abrirse camino, aprender más, practicar habilidades y acelerar el aprendizaje. Pero también hay quienes creen que el verano debería recuperar su verdadero significado: tiempo para que los niños vivan su verdadera edad, jueguen,exploren y se relajen.
Entonces, ¿se preguntan a los padres qué quieren sus hijos? ¿O, en el torbellino de expectativas, presión y miedo de dejarlos atrás, nos hemos olvidado de escuchar sus voces? ¿Será que lo que necesitan los niños no es un verano con un horario apretado, sino mañanas durmiendo hasta tarde, tardes paseando tranquilamente en bicicleta por el barrio, noches jugando o leyendo libros en familia bajo la Cálida luz amarilla? ¿Será que lo que los niños realmente desean es simplemente un verano en su verdadero sentido: libre, sin preocupaciones y lleno de risas?
En los países desarrollados, los estudiantes tienen casi tres meses de vacaciones de verano y no se les obliga a asistir a clases extraescolares, sino que se les anima a salir a la naturaleza, leer libros de su elección y gestionar su propio tiempo como una lección de independencia. En Vietnam, muchos niños están ocupados con clases extraescolares todo el verano, asistiendo a tres o cuatro clases diarias, con poco tiempo para descansar y ser creativos. Muchos niños están apegados a las pantallas, sin interacción ni orientación, y dejan que el verano transcurra con tranquilidad y cansancio.
La clave no es la cantidad de actividades, sino la calidad de las experiencias. A veces, unos kias de vuelta al campo, viviendo sin wifi, cocinando con la abuela, bañándonos en el río, jugando con los niños del barrio, se quedan más vividos en el recuerdo. Una tarde llevando la bicicleta al final del callejón para arreglarla con papá, plantando algunas macetas a mano, también es una lección práctica de vida, sin necesidad de diploma ni certificado.
No permita que el desarrollo personal se convierta en una presión invisible. Antes de elegir una clase para su hijo, pregúntese: ¿Qué necesita realmente para crecer?
Un verano saludable no significa darse caprichos, vivir sin moderación ni estar enganchado a los dispositivos electrónicos. Pero no debería convertirse en una segunda copia del curso escolar. En la práctica, es cuando los niños viven en un entorno seguro, son escuchados y respetados como individuos. Se les permite probar, equivocarse y explorar libremente. Crecen, no como un "proyecto de inversión", sino como seres humanos.
Un verdadero verano no se mide por cuántas clases extras se toman, sino por cuántas veces los niños sonríen al recordar su propia infancia.
NGUYEN TRI
Fuente: https://baoangiang.com.vn/mua-he-khong-ap-luc-a423739.html
Kommentar (0)