¿Por qué suele ser más económico circular por carretera que por la ciudad?
La razón es simple: al conducir por la ciudad, hay que parar y arrancar repetidamente en semáforos en rojo, en atascos o al ceder el paso. Este proceso consume mucho combustible, ya que el coche no puede mantener una velocidad constante y tiene que acelerar continuamente desde parado. El motor también tiene que esforzarse más al ralentí, sobre todo en atascos.
Por otro lado, al conducir en autopista, el coche puede mantener una velocidad constante durante mucho tiempo. La inercia ayuda a mantener el movimiento sin tener que acelerar constantemente, especialmente en coches con motores de combustión interna tradicionales.
RPM del motor y caja de cambios: el secreto detrás del consumo de combustible
Uno de los factores clave que afecta el consumo de combustible es la velocidad del motor (RPM). Cuanto más rápido gira el motor, más combustible se bombea a los cilindros. Cada rotación requiere inyección de combustible para generar trabajo, por lo que, a mayores RPM, más combustible consume el vehículo.
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Para ilustrarlo, imagina que vas en bicicleta. En una marcha baja, pedaleas suavemente, pero la bicicleta va despacio. En una marcha alta, pedaleas con más fuerza, pero alcanzas mayor distancia con cada revolución. Los coches funcionan de forma similar: la transmisión y el motor trabajan en conjunto para optimizar el consumo de combustible a cada velocidad.
Los coches modernos con transmisión automática tienen varias marchas, a veces hasta 8-10, lo que permite mantener bajas revoluciones a altas velocidades. Esto permite circular a 100 km/h con el motor funcionando con suavidad, ahorrando combustible.
¿Cuál es la velocidad ideal para ahorrar combustible?
Cada coche es diferente debido a la relación de transmisión. En realidad, la velocidad óptima para ahorrar combustible es la que se alcanza con la marcha más alta y el motor a las mínimas revoluciones. Pero la respuesta es más que eso.
Un estudio de la Agencia de Transporte de Nueva Zelanda publicado en 2017 recopiló datos de varios informes internacionales y concluyó que el menor consumo de combustible se logra cuando se mantiene una velocidad constante entre 50 y 80 km/h.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que un vehículo que circula a 90 km/h consume un 23 % menos de combustible que uno que circula a 110 km/h. Otro estudio del Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC) reveló que viajar a 90 km/h consume un 30 % menos de combustible que viajar a 120 km/h, según el informe.
Además de añadir más marchas a la caja de cambios, la eficiencia del combustible también depende de muchos factores como: Tipo de vehículo (sedán, SUV, camioneta...), peso del vehículo y de la carga, condiciones de la carretera y del clima, presión de los neumáticos, mantenimiento regular y tecnología moderna para optimizar incluso a altas velocidades.
Hoy en día, los fabricantes de automóviles mejoran cada vez más la aerodinámica, reduciendo la fricción de los neumáticos y aplicando tecnología de transmisión avanzada para que los vehículos ahorren combustible incluso a altas velocidades. Esto significa que, a velocidades como 100 km/h o incluso 110 km/h, el consumo de combustible puede mantenerse a un nivel razonable si el vehículo está diseñado de forma óptima.
Sin embargo, recuerde que la velocidad más eficiente no significa la más rápida. Conducir a una velocidad moderada y constante, sin acelerar ni desacelerar bruscamente, sigue siendo la mejor manera de minimizar el gasto de combustible por viaje.
Fuente: https://baonghean.vn/lai-xe-o-to-o-toc-do-nao-la-tiet-kiem-nhien-lieu-nhat-10303699.html
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