En la primera parte, el libro recopila cartas escritas por J. Krishnamurti a un joven que acudió a él en un estado de trauma físico y mental. Las cartas, escritas por él con perseverancia durante casi 12 años (de junio de 1948 a marzo de 1960), demuestran su preocupación, compasión y paciencia al contribuir a la curación milagrosa de un joven que se encontraba en un callejón sin salida.
En esas cartas a los jóvenes, lo primero que Krishnamurti quería recordarles era: «Sean flexibles de espíritu. La fuerza no reside en la dureza ni la fuerza, sino en la flexibilidad».
Según Krishnamurti, la vida es como el filo de una navaja; hay que andar con cuidado, delicadeza y una mente flexible. «Un árbol flexible resistirá vientos fuertes. Reúne la fuerza de una mente ágil. La mera resistencia no resolverá ningún problema. Se necesita una flexibilidad infinita y un corazón unánime».
El problema que Krishnamurti sugiere a los jóvenes es que la Tierra es un lugar de tanta belleza, tan infinitamente encantador. Pero estamos atrapados en el dolor y no pensamos en escapar de él, ni siquiera cuando alguien nos muestra la salida. Según él, salvo los pocos que eligen vivir creativamente y felices, muchos optan por destruirse mutuamente en esta hermosa Tierra mediante el dolor y el chismorreo.
Entonces, ¿dónde está la salida? Encontrarás mucha guía profunda en el libro. Por ejemplo, Krishnamurti sugiere: Sé muy claro contigo mismo. Mantente alerta a todos tus pensamientos y sentimientos. Resiste con inteligencia y acepta con inteligencia lo que es. Sé abierto; vive en el pasado, si es necesario, pero no te resistas. Hay que actuar, hay que estar siempre en estado de negación para poder actuar…
Hablando del amor, Krishnamurti dijo que sabemos muy poco sobre el amor, sobre su ternura y su extraordinario poder. Usamos la palabra amor con demasiada facilidad. Y su consejo es: «Se necesita mucha inteligencia para vivir juntos, para no rendirse el uno al otro ni dejarse dominar por uno u otro. La relación es lo más difícil de la vida».
Hablando del impacto de la educación en las personas, Krishnamurti compartió: «Las personas se comparan constantemente con los demás, con la persona que son, con la persona que deberían ser, con alguien más afortunado. Esta comparación es destructiva. La comparación degrada, distorsiona la perspectiva de las personas. Sin embargo, las personas se crían basándose en la comparación». Krishnamurti dijo: «Criar hijos sin comparación es la verdadera educación».
Así, muchas de sus reflexiones, percepciones e instrucciones, transmitidas a través de sus cartas, penetraron en la mente de los jóvenes, generando transformaciones inesperadas. Krishnamurti creía que mientras las personas busquen la satisfacción, se decepcionarán. Señaló que prestamos poca atención a todo lo que nos rodea, y estamos demasiado ocupados con nuestras propias preocupaciones e intereses. Esta preocupación hace que la mente se vuelva lenta y cansada, decepcionada y miserable.
No solo para ese joven, los temas que Krishnamurti planteó en la carta parecen conmover a todos. Los lectores también sentirán una especie de provocación mental al leer sus palabras, como: «Vivir es algo extraño. Una persona feliz es una persona que no es nada». O cuando preguntó: «Si uno se quita el estatus, el poder o el dinero, ¿qué queda?».
Crecer con amor
Krishnamurti era un hombre lleno de amor por la humanidad y por la hermosa naturaleza. Anhelaba transmitir ese sentimiento de amor a los jóvenes. Quería que crecieran con amor.
En este pequeño libro, es fácil apreciar que el autor usa muchas palabras y emociones para referirse a la naturaleza. Observa desde las montañas solitarias, las lluvias de medianoche, hasta el amanecer. Observa las hileras de árboles que proyectan sombras en el camino, el hermoso río, el arroyo que fluye, el cielo despejado, siente el sol intentando abrirse paso entre las nubes… Y contempla muchas cosas de esa hermosa naturaleza.
Dirigiéndose a los jóvenes, comenzó con temas pequeños y concretos, como qué es sentir, qué es cuidar, por qué perdemos la imaginación, qué nos hace el miedo; y luego a temas más básicos e importantes, como la libertad y el orden. Compartió: para sentir verdadero afecto por los demás, uno no solo debe observar y escuchar, sino también preocuparse. Y preguntó: "¿Te importa alguien?".
“Sé receptivo a las emociones fuertes… Ama a alguien con todo tu ser… Ama a un pájaro. Ama al árbol que plantaste, cuídalo. Mantén tu habitación impecable. Entonces empezarás a preocuparte, a preocuparte por lo que eres”, sugirió Krishnamurti.
Krishnamurti dijo que si no sientes cosas ahora, cuando eres joven y estás lleno de vida, entonces cuando crezcas no notarás nada, porque todos tus sentimientos serán destruidos.
Krishnamurti también sugiere que los jóvenes reflexionen sobre la libertad: No pueden depender de otros, no pueden esperar que alguien les dé libertad y orden. Tienen que crearlo ustedes mismos.
Krishnamurti es un pensador, respetado por todos como un sabio, pues pasó casi toda su vida viajando por doquier, hablando con mucha gente sobre todo lo relacionado con los seres humanos. Hablaba con profunda contemplación práctica, perspicacia y amor por la vida, amor por las personas, no con filosofías librescas.
Él siempre quiso que las personas miraran profundamente en su propio ser, que miraran a la persona dentro de sí mismas, que encontraran la verdadera libertad dentro de sí mismas, que se sintieran correctamente, que se entendieran claramente, que supieran el camino que están tomando, la vida que están viviendo, la verdadera felicidad que están buscando y que entendieran completamente cómo deben vivir para tener verdaderamente libertad y felicidad.
Fuente: https://baohungyen.vn/hanh-phuc-tuoi-tre-cuon-sach-nho-goi-tron-chan-ly-lon-ve-tu-do-va-yeu-thuong-3181952.html
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