En el siguiente artículo, el Dr. Hoang Ngoc Vinh, ex Director del Departamento de Educación Vocacional (Ministerio de Educación y Formación), comparte sus puntos de vista sobre la política de pagar salarios altos a los docentes de acuerdo con la Ley de Docentes aprobada recientemente por la Asamblea Nacional.

La aprobación de la Ley Docente por parte de la Asamblea Nacional , que establece que "los docentes tienen derecho al salario más alto del sistema salarial administrativo", ha generado gran entusiasmo en el sector. Sin embargo, si no se acompaña de una mentalidad correcta sobre los valores profesionales y un mecanismo operativo compatible, esta política puede caer en dos escenarios desafortunados: convertirse en un eslogan ineficaz o malinterpretarse como un privilegio consolador. Cabe destacar que un salario alto no es un trato profesional simbólico, sino una compensación razonable por el valor profesional y la responsabilidad educativa que asumen los docentes.

Los salarios altos son la regla, no una bendición.

En cualquier administración moderna, el salario no es una subvención, sino una forma de socializar el valor del trabajo especializado. Un médico altamente cualificado recibe una buena remuneración considerando el riesgo y las altas cualificaciones que exige su puesto. Un ingeniero jefe en el campo de la tecnología recibe un salario elevado debido a su impacto en el rendimiento y la producción. Los docentes no son la excepción. Si un docente puede despertar el potencial de los estudiantes, cambiar su forma de pensar e influir en toda la trayectoria vital de una persona, entonces es claramente una labor de valor estratégico con un gran impacto en la sociedad, que no se puede evaluar por las horas lectivas ni por la antigüedad mecánica.

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Los profesores con métodos de enseñanza eficaces pueden despertar el potencial oculto de los estudiantes, cambiar su forma de pensar e influir en toda la trayectoria vital de una persona. Foto: Pham Trong Tung

Pero dado que pagar salarios altos implica que la sociedad compre un alto valor, no podemos tratar a todos los docentes con relativa igualdad como lo hacemos actualmente, ignorando los factores que demuestran su propio desarrollo profesional ante los estudiantes. El mecanismo salarial debe basarse en un principio: la capacidad profesional, el nivel de contribución a la calidad de la educación y la eficacia real del docente.

¿De dónde viene el valor de los docentes?

Ser contratado y enseñar no implica automáticamente que un docente tenga valor profesional. El valor de un docente no reside en su presencia en el podio, sino en su capacidad de guiar a los alumnos para que desarrollen su pensamiento, personalidad y adaptabilidad a un mundo en constante cambio. Se trata de una serie de valores acumulados, entre ellos: una sólida experiencia, una buena formación desde el principio y una actualización constante; pensamiento crítico y creativo, saber adaptar los métodos de enseñanza a la asignatura y al contexto; ética profesional, ir más allá de lo mínimo, saber autoevaluarse y mejorar constantemente la profesión; y un impacto positivo en el entorno escolar, contribuyendo a la formación de la cultura organizacional e inspirando el aprendizaje a largo plazo.

Ese valor no surge de forma natural. Es el resultado de un proceso de formación riguroso, de autoformación, de un entorno profesional que fomenta el desarrollo y de un profesor en constante desarrollo.

Si quieres un salario alto, debes empezar por la calidad de la formación docente.

No podemos centrarnos únicamente en los altos salarios e ignorar la base: la formación inicial docente. Un sistema pedagógico indulgente con los estudiantes, carente de contenido actualizado, recargado de teoría y con métodos descoordinados no podrá formar docentes lo suficientemente competentes como para merecer salarios altos. Si a los estudiantes de pedagogía solo se les enseña a "estar de pie en clase" y no a "liderar", si las escuelas de pedagogía no consideran la ética profesional y la formación en pensamiento innovador como elementos fundamentales, entonces el sistema educativo solo podrá recibir empleados puntuales, no pensadores brillantes para la nueva generación.

Por lo tanto, es fundamental reformar integralmente los programas pedagógicos, elevar los estándares de admisión, vincular la teoría con la práctica e introducir la capacidad de desarrollo profesional en la formación.

El salario no puede separarse del ambiente laboral.

Incluso a un buen docente le resultará difícil aportar valor si se ve asfixiado por un entorno burocrático, rígido, limitado por el rendimiento o sin apoyo para el desarrollo profesional. Los salarios altos no sirven de nada si los docentes no tienen espacio para la creatividad, no participan en la mejora del programa ni cuentan con un grupo de colegas con quienes crecer.

El Estado, por tanto, no sólo necesita pagar buenos salarios, sino que todos los niveles también deben prestar atención al desarrollo de la cultura escolar, de los sistemas de aprendizaje profesional, de los mecanismos de evaluación sustantiva, de las conexiones con la comunidad y, especialmente, al empoderamiento de los docentes como sujetos creadores de innovación educativa, no como un eslabón pasivo en la cadena de creación de valor para los estudiantes.

Los docentes deben crear ese valor de forma proactiva todos los días.

Nadie puede "otorgar" valor a un docente. Un docente debe generar ese valor de forma proactiva a diario: mediante el aprendizaje continuo, la reflexión profesional, el respeto propio, el orgullo por la profesión y el deseo de guiar a los estudiantes más allá de los libros. Un salario alto no solo garantiza una vida mejor para un docente, sino también un compromiso a cambio de un mayor nivel de dedicación y responsabilidad.

La profesión docente no será noble si los docentes no la ennoblecen con sus propias acciones, pensamientos y carácter. Es imposible exigir respeto a la sociedad si los docentes se perfeccionan constantemente para convertirse en personas respetables.

La política de "el salario más alto del sistema administrativo" para el profesorado solo tendrá sentido si va acompañada de una estrategia integral de calidad docente: desde la formación inicial, el entorno laboral, los mecanismos de evaluación y la motivación para el desarrollo personal. No necesitamos muchas personas que "trabajen en la profesión docente" de forma general e igualitaria, sino personas que vivan para la docencia; personas que comprendan que un salario alto no es un honor automático, sino el resultado de un esfuerzo constante por mejorar el valor de la profesión.

El Ministerio de Educación y Formación habla sobre la nueva forma de calcular los salarios docentes . Un representante del Ministerio compartió con los reporteros de VietNamNet cómo elaborar una nueva tabla salarial para docentes, que entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2026, cuando la Ley del Profesorado entre en vigor.

Fuente: https://vietnamnet.vn/dung-coi-xep-muc-luong-cao-nhat-cho-nha-giao-la-mot-an-hue-2413801.html