Mediodía de verano, tras sudorosas horas de entrenamiento, toda la compañía se alineó en silencio para ir al comedor. Cada soldado tenía un simple deseo en su corazón: tomar un tazón de sopa fresca para disipar el calor del caluroso día soleado.
Foto de la ilustración: tuoitrethudo.vn |
Ese día, al levantar la tapa de la gran olla de aluminio, una fina columna de humo se alzó como el rocío matutino, con el aroma agridulce de la carambola, mezclado con el ligero aroma de la gloria de la mañana hervida. Una sopa aparentemente sencilla, de gloria de la mañana con carambola, me tranquilizó de repente. Sostuve el tazón y llené dos cucharones de arroz blanco. El sabor agrio de la carambola machacada impregnaba cada verdura joven, fluyendo por mi garganta con frescura, como si disipara tanto el sol del mediodía como la fatiga de mi cuerpo. Simple, pero penetrante hasta el fondo de mi corazón.
Sentado en el comedor, el ventilador de techo giraba, el sonido de las cucharas al golpear los tazones resonaba en el familiar y silencioso espacio. Afuera, el sol aún brillaba con fuerza, pero sentía como si una suave corriente de emociones lo regara. Ese tazón de sopa rústica no era un manjar, pero me evocaba una gran variedad de recuerdos.
Recuerdo las tardes de verano de mi infancia. Mi madre solía ir al patio trasero a recoger espinacas de agua, lavarlas y ponerlas en una olla con agua hirviendo junto con unas carambolas viejas. Cada verano, la comida solo necesitaba un tazón de sopa de espinacas de agua con carambolas, un tazón de berenjenas en salmuera y un tazón de salsa de pescado con chile para preparar una deliciosa comida para toda la familia. En aquel entonces, no sabía apreciarlo. Solo cuando me fui de casa, me eché la mochila al hombro y me uní al ejército, comprendí el valor de esas cosas aparentemente sencillas.
En la unidad, el tazón de sopa de espinacas de agua con carambolas encurtidas también era preparado por las hábiles y dedicadas manos de los cocineros de los soldados. Bajo el calor sofocante del fuego de la cocina, con el sudor goteando, preparaban la comida con diligencia para que los soldados comieran bien y saciados. Miré en silencio el tazón de sopa de espinacas de agua con carambolas encurtidas, y mi corazón extrañó la delgada figura de mi madre, inclinada sobre la estufa de paja, removiendo suavemente la olla humeante de sopa de espinacas de agua. Recordé las manos de mi madre recogiendo las verduras rápidamente, susurrándose sobre el pueblo mientras lo hacían.
La sopa de gloria de la mañana con carambola encurtida, un plato rústico pero lleno de amor, no solo ayuda a los soldados a refrescarse bajo el sol abrasador, sino que también conecta a quienes están lejos de casa con sus familiares. Y sé que en el futuro, sin importar cuántos viajes hagamos en el ejército, el sabor de este tazón de sopa de gloria de la mañana con carambola encurtida será para siempre un recuerdo dulce e inolvidable en el corazón de cada joven soldado.
Según el Ejército Popular
Fuente: https://baoangiang.com.vn/canh-rau-muong-dam-sau-a423314.html
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