Las ballenas grises desaparecieron del Atlántico en el siglo XVIII, pero se han avistado cinco veces en el Atlántico y el Mediterráneo en los últimos 15 años, según el Acuario de Nueva Inglaterra. Los investigadores que encontraron la ballena frente a la costa de Massachusetts dijeron que inicialmente se mostraron escépticos, pero tras sobrevolar la zona durante 45 minutos, tomaron fotos que confirmaron que efectivamente se trataba de una ballena gris.
Los científicos afirman estar encantados de ver al animal, pero es probable que su presencia esté relacionada con el calentamiento global. El Paso del Noroeste, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico a través del Ártico canadiense, ha estado libre de hielo durante los últimos años durante el verano. Esto ha permitido que las ballenas grises lo atraviesen en verano, cuando normalmente estaría bloqueado.
La aparición del animal en Nueva Inglaterra sirve como "un recordatorio de cuán rápidamente las especies marinas están respondiendo al cambio climático", dijo Orla O'Brien, científica investigadora del Centro Anderson Cabot para la Vida Marina en el Acuario de Nueva Inglaterra.
Las ballenas grises fueron cazadas hasta casi su extinción durante la era de la caza comercial. Hoy en día, se han recuperado hasta el punto de ser consideradas de "preocupación menor" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Se las identifica por su ausencia de aletas dorsales y su aspecto moteado, lo que las diferencia mucho de las ballenas más comunes de Nueva Inglaterra, como las jorobadas y las ballenas minke. También emiten sonidos muy diferentes: mientras que las jorobadas son conocidas por sus cantos cautivadores, las ballenas grises emiten gorgoteos y gruñidos.
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