Durante generaciones, el pueblo vietnamita ha arraigado profundamente la moral de "devolver la gratitud", considerándola el hilo conductor de la tradición cultural de la nación. En la trayectoria histórica de la nación, pocas relaciones han reflejado plenamente ese espíritu como la solidaridad entre Vietnam y Cuba.
Hablando de Cuba, desde 1960, cuando Vietnam aún se encontraba sumido en las llamas de la guerra, enfrentando innumerables dificultades y pérdidas, Cuba lideró el establecimiento de relaciones diplomáticas, convirtiéndose en uno de los primeros países del mundo en apoyar oficialmente la lucha de nuestro pueblo por la liberación nacional. No se limitó a declaraciones políticas ; en medio de las dificultades, Cuba donó a Vietnam lo más preciado de su patrimonio, como hospitales, hoteles, carreteras, granjas de cría, médicos, ingenieros... Recibieron a miles de estudiantes vietnamitas para que estudiaran, como si recibieran a sus propios hijos y nietos. Esa gratitud, hasta el día de hoy, sigue profundamente grabada en la mente de cada vietnamita. En particular, la frase inmortal del líder cubano Fidel Castro: «Por Vietnam, Cuba está dispuesta a sacrificar hasta su sangre», se ha convertido en el símbolo supremo del internacionalismo proletario y de profunda humanidad.
Fidel Castro, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, junto al Secretario General Do Muoi, el Presidente Le Duc Anh, el Primer Ministro Vo Van Kiet y el General Vo Nguyen Giap en el Palacio Presidencial la noche del 8 de diciembre de 1995. Foto: VNA |
Alguien dijo una vez: «Es raro encontrar un amigo así en la vida. Las relaciones diplomáticas nacionales se basan en intereses, y encontrar un país tan puro, amable y leal es aún más raro». Me pregunto, ¿cuántas relaciones internacionales en este mundo son más nobles que esa?
Hoy, mientras nuestro hermano país, Cuba, se enfrenta a desastres naturales, epidemias y duras políticas de bloqueo y embargo, respondiendo al llamado de la Cruz Roja de Vietnam, personas de todos los ámbitos de la vida, incluyendo vietnamitas en el extranjero, han donado voluntaria y espontáneamente sin órdenes administrativas de ninguna agencia. En particular, entre ellos se encuentran muchos estudiantes que crecieron en paz y que ellos mismos continúan la tradición de gratitud y amor leal e inquebrantable del pueblo vietnamita.
La gratitud no surge de manera natural, necesita ser educada, nutrida y cultivada a través de cada relato histórico, de cada lección de humanidad, para que la tradición siga preservándose y difundiéndose en las generaciones actuales y futuras.
Pienso que en cada escuela, familia o actividad social, la historia de la amistad Vietnam-Cuba debe ser contada con todo respeto, para que las jóvenes generaciones de hoy entiendan que la amistad entre ambas naciones no se construye sólo con palabras, sino con sangre, sudor y sacrificio incondicional.
Cuando una generación joven crece con un profundo sentido de gratitud, sabrá apreciar los valores humanos, compartir con la comunidad y apoyar a los amigos internacionales cuando sea necesario. Esto no solo ayudará a mantener la buena relación entre Vietnam y Cuba, sino que también contribuirá a construir la imagen del pueblo vietnamita como un pueblo benévolo y afectuoso ante sus amigos de todo el mundo.
Fuente: https://www.qdnd.vn/van-hoa/doi-song/an-nghia-voi-cuba-841850
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