Los investigadores encontraron microplásticos en el 100% de las placentas humanas que examinaron y especulan que los microplásticos podrían transmitirse al feto en desarrollo.
Los microplásticos presentes en las placentas varían en tamaño entre 6,5 y 790 microgramos. Foto: Newsweek
Investigadores de la Universidad de Nuevo México examinaron las placentas de 61 mujeres y descubrieron que cada una contenía partículas de plástico de menos de 5 milímetros de longitud. El tamaño de las partículas de plástico oscilaba entre 6,5 y 790 microgramos, con una densidad promedio de 128,6 microgramos por gramo de placenta donada. El tipo de plástico más común en las muestras fue el utilizado en bolsas y botellas de plástico, con un 54 %, mientras que los materiales de construcción representaron el 10 %, y los nueve tipos de plástico restantes fueron plásticos. Los resultados del estudio se publicaron en la revista Toxicological Sciences, según informó el Mail el 22 de febrero.
Los microplásticos se han vinculado al cáncer, problemas reproductivos y demencia. Algunos científicos y expertos en salud pública temen que puedan provocar bajo peso al nacer. «Si observamos efectos en la placenta, todos los mamíferos del planeta podrían verse afectados. Eso no es bueno», afirmó Matthew Campen, coautor del estudio.
El plástico vertido en vertederos libera diminutas partículas en las aguas subterráneas y, en ocasiones, se convierte en aerosol, lo que posteriormente llega a los alimentos, el agua y los cuerpos. El problema solo empeorará con el tiempo, afirma Campen, porque todo el plástico del medio ambiente se está degradando y convirtiendo en microplásticos en densidades cada vez mayores.
Aunque muchas personas asumen que las placentas son una barrera contra el mundo exterior, no están a salvo de los microplásticos. Campen y sus colegas desarrollaron un nuevo método que les permite filtrar partículas diminutas del tejido extraído de cada placenta. El método, llamado cromatografía de gases de pirólisis-espectrometría de masas (Py-GC-MS), consiste en calentar las muestras hasta que se inflaman.
Diferentes materiales y sustancias químicas se queman a distintas temperaturas, creando huellas químicas que el equipo de Campen y su equipo pueden detectar. Pueden construir una imagen completa de todos los tamaños y formas de partículas de plástico en el tejido. En el estudio, los científicos examinaron placentas, pero la Py-GC-MS puede examinar cualquier tejido disponible, afirma Campen, profesor de ciencias farmacéuticas en la Universidad de Nuevo México. Lo único que no puede hacer es usarlo en personas vivas.
Gran parte de la investigación realizada hasta la fecha se ha visto limitada por la capacidad del telescopio para detectar los fragmentos más diminutos de microplástico. Un micrómetro es el microplástico más pequeño que se puede ver con un microscopio óptico convencional. Pero con Py-GC-MS, Campen y sus colegas pueden ver cada fragmento de plástico a escala nanométrica. Este es un avance importante para los científicos en este campo, ya que los microplásticos en el medio ambiente se degradan y reducen constantemente su tamaño.
Campen y sus colegas utilizan actualmente Py-GC-MS para analizar muestras de autopsias, pero los resultados iniciales coinciden con sus hallazgos. Sin embargo, según este estudio, es prematuro preocuparse por la exposición a microplásticos durante el embarazo. Los investigadores especulan que la presencia de microplásticos en la placenta podría significar que podrían llegar al embrión en desarrollo. Sin embargo, aún desconocen con exactitud los posibles efectos a largo plazo de los microplásticos en las madres y los fetos.
An Khang (según el correo )
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