Con una vida útil promedio de 25 a 30 años, una gran proporción de aerogeneradores en el mundo se encuentran al final de su vida útil. La eliminación de los aerogeneradores fuera de servicio supone un gran reto para minimizar el impacto ambiental.
El primer parque eólico del mundo se construyó en Nuevo Hampshire, EE. UU., en 1980. A este le siguió el primer parque eólico marino en Vindeby, Dinamarca (1991). El primer parque eólico terrestre se construyó en Cornualles, Reino Unido (1991). Desde entonces, se han instalado aerogeneradores en todo el mundo y se consideran un componente importante de la transición ecológica.
La consultora y analista GlobalData estima que actualmente hay más de 329.000 turbinas en funcionamiento en todo el mundo, con casi 200.000 más en desarrollo. Hasta la fecha, se han desmantelado más de 12.600 turbinas, y se prevé que esta cifra aumente rápidamente.
El material principal de los aerogeneradores es el acero, utilizado para la torre, la góndola y la cimentación, representando entre el 66 % y el 79 % del material estructural. El hierro o la fundición representan entre el 5 % y el 17 % y se utiliza para los componentes internos de la góndola; mientras que el cobre, con un 1 %, se utiliza para el cableado eléctrico de toda la turbina.
Las palas de las turbinas eólicas están hechas de compuestos reforzados con fibra de vidrio, que representan entre el 11 % y el 16 % de las turbinas, según el analista de GlobalData, Harminder Singh. El desmantelamiento de una turbina eólica requiere permisos y aprobaciones de las autoridades competentes y las partes interesadas.
Tras el desmantelamiento, parte de la infraestructura del proyecto, como las líneas aéreas, las líneas subterráneas y las subestaciones, puede reutilizarse. Las palas, las carcasas o alojamientos de los componentes que generan electricidad, y la torre, se retiran completamente del emplazamiento. Los cimientos de la turbina se retiran para que el terreno pueda reutilizarse con fines agrícolas . La mayoría de los componentes de la turbina, como el hormigón y el metal, se envían a plantas de reciclaje, mientras que muchos otros, como las palas, se desechan en vertederos.
Hasta el 95 % de los materiales utilizados en las turbinas eólicas son reciclables, incluyendo acero, aluminio y cobre. Sin embargo, la fibra de vidrio y la resina epoxi que recubren las palas son prácticamente imposibles de separar de los materiales que las componen. Tradicionalmente, las palas de las turbinas, que pueden medir más de 30 metros de largo, se desechaban en vertederos.
En EE. UU., las palas de aerogeneradores fuera de servicio se envían principalmente a vertederos en Iowa, Dakota del Sur o Wyoming. Sin embargo, esta opción es cada vez menos viable, ya que algunos países, en particular Alemania y los Países Bajos, la han prohibido.
Con 800.000 toneladas de palas de turbinas que terminan en vertederos cada año, la industria eólica se enfrenta a un problema ambiental, según Energy Monitor. Mientras tanto, la Directiva Marco de Gestión de Residuos de la UE, que designa los vertederos como la opción menos preferida para la gestión de residuos, exige prevención y preparación para la reutilización, el reciclaje y la recuperación.
Los analistas afirman que la eliminación sostenible de los residuos sintéticos de palas de aerogeneradores representa una oportunidad para los innovadores. Las palas y los listones pueden triturarse para su uso como combustible en cementeras o como relleno en la construcción. La reutilización de palas en parques infantiles o cobertizos para bicicletas también ha demostrado ser eficaz a nivel local.
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