Familia: dos palabras sagradas profundamente grabadas en la conciencia de cada vietnamita. Foto: DA |
Los vietnamitas suelen decir:
“Es mejor tener un padre y una madre,
"Sin padre ni madre, como una cuerda rota."
De hecho, los padres son la base del amor, las raíces sólidas para que los hijos crezcan y se lancen al mundo con confianza. Un hogar feliz es el lugar más tranquilo al que regresar, aliviando las dificultades tras las tormentas de la sociedad. La familia no es solo un lugar para reunirse y vivir juntos, sino, aún más importante, es la primera escuela para formar la personalidad, sembrar la moral y cultivar el amor.
La felicidad familiar no es algo natural. Se cultiva día a día con amor, paciencia y responsabilidad de todos los miembros. Los padres dan ejemplo de bondad, fidelidad y paciencia. Los abuelos son la sombra tradicional, enseñando a sus hijos a conservar los buenos valores. Los hijos deben respetar a sus mayores, ser filiales, compartir las tareas y contribuir al bienestar familiar.
En la vida moderna, muchas familias se enfrentan a desafíos: los padres están ocupados, los hijos son adictos a los teléfonos, las redes sociales... En estos tiempos, escuchar y compartir es más necesario que nunca. Basta una pregunta, una comida completa para todos en familia, una mirada comprensiva para fortalecer los lazos familiares. Como decía el tío Ho: «La familia es la célula de la sociedad, el núcleo de la comunidad».
Para que una sociedad prospere, primero necesita familias felices y prósperas. La verdadera felicidad comienza con cosas sencillas: una comida familiar, palabras de aliento en momentos difíciles, risas con una taza de té a altas horas de la noche. Los niños que crecen en el amor sabrán amar, compartir y difundir buenos valores en la comunidad. Un esposo que comparte las tareas del hogar, una esposa comprensiva e hijos fieles: esa es la fórmula para una familia fuerte.
Mucha gente ha dicho: «Una familia feliz no es una familia sin tormentas, sino una familia que sabe cómo tomarse de la mano para superarlas». Ese es también el espíritu de amor y responsabilidad que cada miembro debe recordarse a sí mismo cada día. Mantener la felicidad familiar es una responsabilidad, pero también la mayor alegría de la vida. Cuando damos amor, también recibimos paz y calidez para nuestras almas.
Empecemos por las cosas más pequeñas: saludarnos cada mañana, desearnos paz, cenar juntos, compartir alegrías y tristezas. Conservemos, cultivemos y propaguemos juntos esa felicidad, para que cada hogar vietnamita sea siempre una cuna de amor duradero hoy y mañana.
NGUYEN HUU DUC
Fuente: https://baoapbac.vn/xa-hoi/202507/hanh-phuc-bat-dau-tu-dieu-gian-di-1046388/
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