Filipinas es un excelente ejemplo de un país que ha superado con éxito los desafíos de la diversidad lingüística y ha promovido el inglés como segunda lengua a través de una sólida política educativa .

La Política de Educación Bilingüe (PEB), implementada a principios de la década de 1970, ha desempeñado un papel fundamental en la promoción del dominio del inglés, preservando al mismo tiempo el filipino (idioma nacional). Con el respaldo de las reformas gubernamentales , la PEB ha moldeado el panorama educativo filipino y ha permitido a sus ciudadanos ser más competitivos en el ámbito internacional.

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Filipinas ha implementado una política de educación bilingüe desde la década de 1970.

Clasificación clara de las materias impartidas en inglés

El dominio del inglés en Filipinas se remonta al período de influencia estadounidense (1898-1946). Durante este período, el inglés se introdujo como lengua administrativa y jurídica.

Desde 1901, cuando los estadounidenses introdujeron el sistema de educación pública, el inglés ha sido el único idioma de enseñanza en Filipinas. Para cuando la nación del sudeste asiático obtuvo su independencia (1946), el inglés ya estaba firmemente arraigado en el sistema educativo nacional.

En 1974, el gobierno filipino promulgó el Programa de Educación Bilingüe (PEB). Este fue un esfuerzo oficial para promover el filipino y el inglés como lenguas de enseñanza en las escuelas. El objetivo era asegurar que los estudiantes dominaran ambos idiomas, dotándolos de las habilidades necesarias para prosperar tanto a nivel nacional como internacional.

Según los investigadores Ruanni Tupas y Beatriz P. Lorente, el BEP es reconocido como uno de los primeros experimentos de educación bilingüe integral del mundo . Su estructura se basa en el uso paralelo del filipino y el inglés en asignaturas específicas. Esta clasificación permite que los estudiantes estén expuestos a ambos idiomas.

El inglés se utiliza como lengua de instrucción en asignaturas como matemáticas, ciencias, tecnología, literatura y lengua inglesa. Por otro lado, el filipino se utiliza para enseñar estudios sociales, historia de Filipinas y literatura y lengua filipinas.

La clara separación entre estas asignaturas garantiza que los estudiantes estén expuestos a ambos idiomas, desarrollando su dominio del inglés y manteniendo una sólida conexión con su lengua e identidad nacional. Cabe destacar que el inglés se enseña en las áreas técnico-científicas, con el objetivo de alinearse con los estándares globales de negocios, tecnología y ciencia.

El BEP se aplica en todo el sistema educativo, desde la escuela primaria hasta la educación superior.

En las escuelas primarias, el filipino predomina inicialmente, pero el inglés se introduce desde primer grado y se convierte en la lengua de instrucción para asignaturas básicas como Ciencias y Matemáticas. A medida que los estudiantes avanzan a la secundaria, el inglés se utiliza cada vez más, especialmente en asignaturas técnicas.

En universidades e instituciones de educación superior, el inglés es el idioma principal de enseñanza en la mayoría de las asignaturas, especialmente en campos profesionales como la ingeniería, la medicina y el derecho. Se espera que los graduados tengan un dominio del inglés competitivo a nivel internacional.

La política está en constante evolución

Desde 2009, se ha institucionalizado en Filipinas la nueva ordenanza de Educación Multilingüe Basada en la Lengua Materna (MTB-MLE), que sustituye a la Política de Educación Bilingüe (BEP).

La razón detrás de este cambio es la comprensión de que la lengua materna o las lenguas locales utilizadas en la comunidad son más eficaces en la educación temprana.

De hecho, Filipinas cuenta con entre 120 y 187 idiomas, incluyendo muchas lenguas indígenas. Este nuevo enfoque recomienda que los niños aprendan mejor en el idioma que comprenden, especialmente en sus primeros años, y que luego puedan hacer la transición al filipino y al inglés con mayor facilidad.

Esta nueva política complementa el Plan de Educación Bilingüe (BEP). Si bien el BEP ha vinculado política y culturalmente ambos idiomas con la construcción de la identidad nacional y el éxito educativo, el enfoque MTB-MLE enfatiza la diversidad lingüística, reconociendo que Filipinas alberga una gran variedad de idiomas y dialectos.

El cambio tiene como objetivo mejorar la alfabetización temprana y las habilidades cognitivas, especialmente para los estudiantes rurales que pueden no hablar filipino o inglés con fluidez cuando ingresan a la escuela.

Este cambio representa un desarrollo político más amplio en Filipinas, centrado en la inclusión, la diversidad y la satisfacción de las necesidades educativas de todas las comunidades lingüísticas.

La base sigue siendo la lengua materna.

Las políticas de Educación Bilingüe (BEP) y posteriormente de Educación Multilingüe (MTB-MLE) en Filipinas han desempeñado un papel importante en la remodelación de la educación de la nación insular y la promoción de la identidad nacional.

El BEP ha dotado a su gente de competencias en inglés, manteniendo al mismo tiempo el filipino como lengua nacional.

En el Índice de Competencia en Inglés EF EPI de 113 países y territorios, publicado por EF Education First, Filipinas ocupó el puesto 20 a nivel mundial y obtuvo una calificación de "altamente competente". Este país ocupa el segundo lugar en Asia, después de Singapur, y su nivel es muy superior al de muchos países europeos.

Además, el BEP ha logrado promover la unidad del idioma nacional, contribuyendo así a la integración cultural del filipino. Al garantizar que el filipino se enseñe junto con el inglés, la política ha ayudado a preservar y fomentar el orgullo nacional y una identidad común.

De la historia de éxito de Filipinas, se presentan algunas lecciones para los países que estén considerando implementar políticas de educación bilingüe:

En primer lugar, es importante comenzar la educación en la lengua materna o local para construir una base sólida de habilidades básicas. Este enfoque fomenta el desarrollo cognitivo y lingüístico, facilitando que los estudiantes progresen al aprendizaje de otros idiomas posteriormente.

En segundo lugar, la exposición temprana al inglés, cuando todavía se comienza con la lengua local, facilita una transición más sencilla hacia el bilingüismo completo.

En tercer lugar, la inversión en la formación docente integral también es crucial para el éxito de cualquier política de educación bilingüe. Los docentes deben dominar tanto el idioma local como el inglés para impartir una enseñanza de alta calidad y apoyar eficazmente a los estudiantes en ambos idiomas.

Además, abordar las disparidades regionales (urbanas-rurales) garantizando que los recursos y el apoyo se distribuyan de manera equitativa ayuda a prevenir desigualdades y garantizar oportunidades para todos los estudiantes.

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