La gente hace fila para recibir ayuda alimentaria en Rafah, Franja de Gaza. |
Las conversacionesde paz sobre el conflicto de Gaza siguen estancadas. Cada día, bombas y proyectiles se cobran la vida de civiles, incluidos mujeres y niños.
En menos de 10 días a mediados de junio de 2025, más de 200 civiles palestinos murieron mientras hacían cola para recibir ayuda en la Franja de Gaza, que debería haber sido su último refugio de por vida.
No es sólo la tragedia de un conflicto, sino también una dolorosa advertencia para el mundo civilizado: ¿se están distorsionando sistemáticamente los principios humanitarios a la sombra de la guerra?
Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), sólo del 16 al 24 de junio, al menos 231 civiles murieron y casi 600 resultaron heridos mientras recibían ayuda en los puntos de distribución de alimentos y medicamentos en Gaza, zonas que se establecieron como "corredores humanitarios", lejos de las zonas de combate directo.
La mayoría de las víctimas fueron mujeres, niños y ancianos. Los repetidos ataques no pueden justificarse como "errores operativos".
Según los Convenios de Ginebra de 1949 —la piedra angular del derecho internacional humanitario—, cualquier ataque contra civiles e instalaciones humanitarias está absolutamente prohibido. Cuando las zonas designadas por la ONU se convierten en objetivos militares, no solo constituye una violación del derecho internacional, sino también una afrenta a la conciencia mundial.
En Gaza, una bolsa de pan, una botella de agua potable o unas pastillas —cosas que deberían ser símbolos de humanidad— se han convertido en el precio de la vida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS), muchos civiles han muerto intentando llegar a los puestos de socorro para obtener artículos de primera necesidad.
Los "cinturones de seguridad" se han convertido en blancos de fuego, donde la esperanza se ve sofocada por los proyectiles y los gritos. La ayuda humanitaria se ha convertido en una trampa a sangre fría: una forma de violencia que no solo se cobra vidas, sino que también destruye la voluntad y la dignidad de los palestinos.
Esto ya no es un “efecto secundario” de la guerra, sino una estrategia de terrorismo psicológico, que utiliza la violencia calculada para quebrar la resistencia de una nación entera.
Entre la multitud desesperada, la sangre sigue derramándose. Y mientras cada vida se intercambia por una bolsa de arroz o una pastilla, la respuesta de la comunidad internacional se limita mayoritariamente a frases habituales: «expresar preocupación», «llamar a la moderación», «seguir de cerca la situación».
El lenguaje diseñado para mantener la paz ahora es impotente y vacío ante una realidad donde el derecho humanitario se viola abiertamente. Los ataques a los corredores de ayuda ya no son accidentes, sino una estrategia deliberada que desafía todo el sistema jurídico internacional.
El 3 de junio de 2025, el Secretario General de la ONU, António Guterres, solicitó una investigación independiente y exigió que Israel restableciera la ayuda humanitaria sin condiciones. Sin embargo, hasta ahora, se ha derramado sangre, incluso después del llamamiento de más alto nivel.
La pregunta candente aún sigue en el aire:
¿Se clasifican las vidas humanas?
¿Es un niño en Gaza menos digno de vivir que un niño en Europa o América?
Si el silencio continúa prevaleciendo, entonces la civilización de la que se enorgullece la humanidad está haciendo sonar las alarmas, no por las bombas, sino por la indiferencia.
Un bebé muere antes de siquiera tocar una hogaza de pan. Una madre se desploma en medio de una multitud hambrienta, aún abrazando a su hijo. No son daños colaterales, sino testigos vivientes del declive de la moral humana en nuestra época.
Gaza, en medio de la devastación y las ruinas, se está convirtiendo en un espejo de la conciencia global.
Familiares lloran en el funeral de una víctima que recibió un disparo mientras esperaba ayuda cerca del hospital Al Shifa, el 24 de junio de 2025. (Fuente: Reuters) |
Ante la tragedia en Gaza, Vietnam se ha pronunciado repetidamente enérgicamente en foros internacionales, expresando su profunda preocupación por las víctimas civiles, especialmente mujeres y niños, y pidiendo el fin del uso de la fuerza y el estricto cumplimiento del derecho internacional y el derecho internacional humanitario.
Vietnam reafirmó su apoyo a una solución de dos Estados, donde Palestina e Israel coexistan en paz y seguridad dentro de fronteras reconocidas. También destacó el papel central de las Naciones Unidas para garantizar el acceso oportuno e incondicional a la ayuda humanitaria.
Esta no es sólo una postura de política exterior, sino una declaración moral de una nación que ha experimentado la guerra y entiende el valor de la paz.
Gaza hoy no es solo un lugar sitiado; es una llamada de atención para el mundo. Cuando se utiliza a la humanidad como arma y el silencio se ampara con una diplomacia fría, cada minuto de demora es una puñalada a la conciencia.
Actuar por la humanidad no es una opción, es una obligación. ¡O el mundo habla por la vida, o la muerte habla por ella!
Fuente: https://baoquocte.vn/gaza-phep-thu-luong-tri-nhan-loai-320899.html
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