Mi padre, un hombre delgado y frágil, pero de mirada bondadosa y benévola. Debido a su mala salud, no trabajaba día y noche con mi madre en la ventosa y soleada plantación de caucho, sino que se quedaba en casa para cuidar de mis cuatro hermanos y de mí, haciendo las tareas de mi madre. Desde temprano en la mañana, cuando la figura y la bicicleta de mi madre desaparecían poco a poco en el largo camino de tierra roja, mi padre corría a la cocina a cocinar, luego a limpiar, a cuidar de las gallinas y a cultivar hortalizas y caña de azúcar.
En aquel entonces, los hermanos mayores iban a la escuela, así que yo era la única hija que quedaba, la menor, y siempre estaba correteando a los pies de mi padre. Por eso, para mí, mi padre también era un amigo íntimo que me traía alegría y risas. Nunca olvidaré aquellas tardes, en la casa de madera de tres habitaciones, mi padre picaba plátanos mientras me contaba cuentos de hadas que se sabía de memoria. Creo que en el pasado, si no fuera por la guerra y la pobreza, mi padre habría estudiado muy bien. Desde el Cuento de Kieu de Nguyen Du, Luc Van Tien de Nguyen Dinh Chieu hasta los Cuatro Grandes Clásicos de China... mi padre los sabía todos de memoria y los recitaba con una voz cálida y apasionada. Mi talento literario también se nutrió de mi padre con esos dulces y cariñosos sonidos.
A mi padre le encantaba escuchar la radio. No sé cuándo empezó esa costumbre, pero sé que pasé mi infancia escuchando la canción de la radio Binh Phuoc : "¿Adónde vas? De Quy Nhon a Bien Hoa, cruzando el majestuoso río Be a Phuoc Long para construir la victoria". La radio sonaba en la casa de madera de la mañana a la noche, desde el programa de ejercicios matutino, las noticias del mediodía hasta los cuentos nocturnos. Con solo oír la radio, mi padre se sentaba en silencio, con la mirada perdida, el rostro a veces pensativo, a veces tarareando poemas, asintiendo y sonriendo. Yo, el niño de entonces, no entendía todo lo que mi padre escuchaba, pero siempre me sentía en paz cuando me sentaba a su lado con el cálido sonido de la pequeña radio. Aunque la tecnología ha cambiado ahora, aunque tengo un teléfono inteligente en la mano, en el fondo, todavía recuerdo y amo los sonidos antiguos y rústicos de la vieja radio. Porque se asocia a la imagen de mi padre y de mi infancia como un cielo cálido.
Papá amaba tanto a su familia, cuidaba tanto a sus hijos, pero cuando enfermó, no pudimos hacer nada por él. Solo pude quedarme allí, indefensa y con dolor, mientras los brazos protectores de mi vida se desvanecían como humo. Papá quizá nunca me diga que me amaba, pero siempre me guardaba las cosas más ricas y deliciosas. Papá siempre era el primero en correr a ayudarme a levantarme cuando me caía, sonreía con ternura, me daba unas palmaditas en la cabeza y decía: «No pasa nada, estoy aquí».
Han pasado muchos años, y cada vez que llego a casa de visita, miro el armario de madera donde mi padre aún guarda dulces de coco y de arroz glutinoso... Lo extraño tanto que me duele el corazón. Antes, cada vez que terminaba la escuela, corría a casa con ganas porque sabía que mi padre me esperaba, siempre con algunos dulces en la mano, como recompensa por su buena hija. Había días en que mi padre estaba cansado, pero aun así no se olvidaba de meter la mano en el bolsillo y sacar un dulce con una sonrisa amable. Todavía no puedo olvidar el sabor de ese dulce...
Papá se fue al cielo, pero para mí, sin importar cuántos años hayan pasado, sigue siendo un héroe silencioso, el primer maestro que me enseñó a amar, a sacrificarme y a vivir una vida bondadosa. Papá siempre será un recuerdo irremplazable, una voz amorosa que llevo conmigo toda la vida.
Hola amor, temporada 4, tema "Padre" se lanzó oficialmente a partir del 27 de diciembre de 2024 en cuatro tipos de prensa e infraestructura digital de Radio - Televisión y Periódico Binh Phuoc (BPTV), prometiendo llevar al público los maravillosos valores del sagrado y noble amor paternal. |
Fuente: https://baobinhphuoc.com.vn/news/19/173876/nhung-thanh-am-yeu-thuong
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