Mucha gente cree que en los últimos años el examen de ingreso a décimo grado en las escuelas públicas es más estresante y presionante que el examen de ingreso a la universidad, ¿por qué?
La carrera por ingresar a décimo grado en Hanói y Ciudad Ho Chi Minh ha estado muy reñida en los últimos años. (Foto ilustrativa - Fuente: VGP) |
El examen de ingreso a décimo grado en grandes ciudades como Hanói y Ciudad Ho Chi Minh nunca ha disminuido. Esto se debe a que las plazas en las escuelas públicas son limitadas, aunque la mayoría de los padres desean que sus hijos estudien en ellas.
Se puede decir que aprobar el décimo grado en una escuela pública es el objetivo de muchos candidatos hoy en día, ya que se ajusta a la situación económica de sus familias. Si no tienen suficientes puntos para aprobar su primera y segunda opción, los estudiantes deben aceptar otra opción, como una escuela preparatoria privada.
De hecho, la formación profesional para jóvenes de 15 años aún no ofrece seguridad a los padres. Mientras tanto, los colegios privados de prestigio no son la mejor opción para los niños de bajos recursos debido a las elevadas tasas de matrícula. Por lo tanto, ningún examen en nuestro país provoca tantas lágrimas como la carrera para entrar en décimo grado. Este se considera un examen estresante y bajo presión para los jóvenes de 15 años.
Si bien la admisión universitaria ofrece muchas opciones, obtener una plaza en décimo grado en una escuela pública se limita a un solo examen. Debido a la alta competencia, los estudiantes se convierten involuntariamente en "caballos de batalla". Muchos se estresan, se tensan e incluso se desmayan mientras estudian para el examen y así poder aprobar en las mejores escuelas públicas. Algunos tienen que estudiar varios turnos al día para aprovechar al máximo su tiempo. También hay muchos estudiantes que terminan su clase de repaso a las 23:00 y luego continúan estudiando en línea...
Además de la falta de plazas en las escuelas públicas, la presión que sufren los estudiantes en los últimos años en los exámenes también se debe a las expectativas de sus padres. A su edad, ansían imponerse y tienen demasiadas expectativas y sueños. Por lo tanto, si suspenden el examen, para muchos estudiantes, es como un colapso.
Hasta ahora, algunas escuelas preparatorias han anunciado los resultados de los exámenes y las calificaciones de admisión. Algunos estudiantes ingresaron a la preparatoria que deseaban, mientras que otros no. Se sintieron decepcionados y frustrados porque la oportunidad de ingresar a décimo grado no fue fácil. Pero un examen no lo es todo, ni refleja la capacidad de cada persona.
Consideren esto como una prueba para los jóvenes, para que cada uno comprenda claramente sus propias habilidades. Y en el camino hacia la adquisición de conocimiento, cada uno se da cuenta de lo que tiene y de lo que necesita hacer para mejorar. Ese camino de desafiarse a sí mismo nos ayuda a madurar. Por lo tanto, no se fijen solo en los resultados para evaluar sus propias habilidades, y no se desilusionen.
En estos momentos, también es fundamental gestionar las emociones de forma positiva. Alguien dijo una vez: suspender un examen no significa fracasar en la vida. De hecho, lo importante es innovar, adaptarnos, aprender y esforzarnos constantemente.
Pero, en realidad, suspender los exámenes suele causar trauma psicológico a los candidatos si no reciben el apoyo adecuado y oportuno. Por lo tanto, los padres también deben reconocer a sus hijos el derecho a fracasar y ayudarlos a afrontar y aceptar la derrota de forma positiva. Los exámenes no lo son todo; lo importante es cómo ayudar a los niños a desarrollar habilidades de afrontamiento sanas y adecuadas.
De hecho, muchas grandes personas han fracasado antes de triunfar. Thomas Edison fracasó más de 10.000 veces al intentar inventar la bombilla. Cada vez que fracasaba, se decía a sí mismo: «Ah, he encontrado otra manera de que la bombilla no funcione».
Me impresiona mucho el dicho: «El cielo no se cae solo por suspender un examen». Cada joven tiene una forma diferente de afrontar la vida; no solo terminar la secundaria e ir a la universidad es un camino exitoso.
Los padres deben decirles a sus hijos que el fracaso es parte de la vida. Una puerta puede cerrarse, pero otra se abrirá. Lo importante es cómo lo afrontan y cómo lo llevan a cabo en los años venideros. Los padres también deben aprender a acompañar a sus hijos para que no se sientan solos tras el impacto de suspender un examen.
El examen de admisión a décimo grado es solo una competencia; no podemos fijarnos solo en los resultados para evaluar las habilidades y cualidades de una persona. Mientras tanto, las experiencias después de cada fracaso son muy importantes, ya que ayudan a los estudiantes a ser más seguros, valientes y maduros en el futuro. Espero que los jóvenes siempre recuerden que cada fracaso es una oportunidad para convertirse en una mejor versión de sí mismos, porque "sin presión, no hay diamantes"...
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Fuente: https://baoquocte.vn/thi-vao-lop-10-khong-co-ap-luc-thi-khong-co-kim-cuong-274568.html
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