En esa imagen primaveral, vibrante y exuberante, los rostros expresivos de los pueblos indígenas son indispensables. Son los niños que disfrutan felizmente de la primavera, a veces expresando su extrañeza con grupos de visitantes lejanos que pasean por el pueblo. Son el entusiasmo de los trabajadores que van a los campos para la nueva temporada. Son la libertad de la gente apegada a las tierras altas, disfrutando de los favores de la tierra y el cielo con la llegada de la primavera...
Revista Heritage
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