Cuando los altavoces ya no son el único lugar de encuentro, cuando el patio de cemento de la casa cultural todavía resulta extraño en algunas zonas rurales, la casa comunal del pueblo, como un "corazón antiguo", late silenciosamente en cada actividad del pueblo.
Mantener el viejo espíritu en el nuevo pueblo
En el viaje del nuevo desarrollo rural, Thanh Hoa es una de las localidades que se centra tanto en la construcción moderna como en la preservación y promoción de los valores culturales tradicionales.
Entre miles de casas culturales, caminos de concreto y escuelas, la casa comunal del pueblo, un símbolo cultural sagrado, aún mantiene silenciosamente su papel en la mente de la gente.
Según el Centro de Investigación Histórica y Conservación del Patrimonio Cultural, la provincia cuenta actualmente con 458 casas comunales. De ellas, 149 están clasificadas como reliquias y 12 son casas comunales de nivel nacional.
Aún más valioso es el hecho de que 279 casas comunales aún conservan su arquitectura original a pesar de tener cientos de años, muchas de las cuales se mantienen tan robustas, majestuosas e intactas como en sus inicios. Las 179 casas comunales restantes se han degradado y solo quedan los cimientos, pero siguen siendo importantes piezas de memoria que deben preservarse.
En el corazón de la región cultural de Ha Trung, tierra famosa por su tradición de estudios y cortesía, se encuentran 27 antiguas casas comunales. Estas no solo son lugares para venerar al dios tutelar, sino también sedes de festivales aldeanos, intercambios culturales y actividades comunitarias.
En muchas comunas como Yen Son, Ha Ngoc, Hoat Giang..., el modelo de integración de las casas comunales con nuevas instituciones culturales está resultando eficaz: el patio de la casa comunal se convierte en un lugar para ejercicios matinales, el altar es un lugar para rituales populares y también se imparten regularmente cada mes clases de canciones de cuna y canto popular.
Tan solo en el distrito de Hau Loc, aún existen unas 20 casas comunales en conservación y uso práctico. En la comuna de Tien Loc, las casas comunales Son y Ngo son dos pilares espirituales de la comunidad.
Dinh Son está clasificado como una reliquia provincial, pero los aldeanos aún lo utilizan como la "sede no oficial" de la aldea: para tratar asuntos locales, organizar bodas, funerales y espectáculos durante las festividades del Tet. Ese espacio es sagrado e íntimo, y conecta a la comunidad de generación en generación.
El líder del Comité Popular de la Comuna de Tien Loc comentó: «Al construir nuevas zonas rurales, no buscamos lo nuevo ni ignoramos los viejos valores. La casa comunal es la raíz espiritual, el lugar donde se preserva la identidad cultural. Los habitantes de Tien Loc se enorgullecen de que la casa comunal siga existiendo como parte de la vida cotidiana, no solo como una reliquia para visitar».
A partir de recursos socializados y combinados con nuevo capital rural, se han renovado y mejorado muchas casas comunales: reemplazando techos de tejas, reforzando cimientos, agregando sistemas de iluminación, limpiando los terrenos, etc. Estos cambios no destruyen la arquitectura original sino que también realzan la majestuosidad y la antigüedad.
Lo especial es que el proceso de restauración no solo lo lleva a cabo el gobierno, sino que también cuenta con la participación activa de la gente. Aportan su tiempo y dinero, y preservan voluntariamente la casa comunal como si preservaran sus propios recuerdos familiares. Desde las sesiones de limpieza regulares hasta la contribución económica para reparar el techo de la casa comunal, todos lo consideran una responsabilidad y un honor.
De instituciones tradicionales a espacios de vida vibrantes
Más allá de ser un simple lugar de culto, la casa comunal se está transformando gradualmente para convertirse en un espacio cultural comunitario multifuncional. La Dra. Le Thi Thao, directora de la Facultad de Cultura Social de la Universidad de Cultura, Deportes y Turismo, comentó: «La casa comunal es una institución cultural tradicional típica, capaz de integrar múltiples funciones: creencias, actividades comunitarias, educación histórica y preservación del patrimonio. Si se aprovecha adecuadamente, la casa comunal se convertirá en una parada patrimonial en medio de la campiña moderna».
En Tien Loc, el Comité de Trabajo Cultural de la Comuna ha establecido de forma proactiva un perfil de reliquia para la casa comunal, ha invitado a expertos para guiar la restauración de rituales tradicionales y ha organizado representaciones de arte popular como el canto Chau Van, el canto Ca Tru, la danza Sap y el canto To Tom Diem.
Recientemente, el espacio de la casa comunal también se ha convertido en una "galería de la memoria" con antiguas herramientas agrícolas, antiguas fotografías de pueblos, grandes genealogías familiares e historias orales expresadas vívidamente a través de pinturas, representaciones y dramatizaciones.
Comunas como Ha Ngoc, Ha Vinh, Yen Son... también tienen iniciativas similares. La casa comunal del pueblo abre regularmente, las luces se encienden todas las noches, y el patio de la casa comunal es donde los niños juegan y los adultos conversan. El 15 y el 1 del mes lunar, el sonido de los peces de madera y las campanas resuena en la niebla matutina, reviviendo los recuerdos sagrados de una antigua aldea vietnamita.
No solo los aldeanos, sino también muchos turistas acuden a los festivales locales para vivir la cultura. Escuchan a los ancianos contar historias sobre el dios tutelar del pueblo, participan en rituales tradicionales, participan en festivales de canto y concursos, y degustan platos especiales como el banh rang bua, el canh la dang y el com lam... Eso es verdadero turismo comunitario: no solo ver, sino también sentir y vivir en el patrimonio.
Lo valioso es que muchos jóvenes y estudiantes que parecían haberse alejado de la tradición ahora participan con entusiasmo en las actividades de la casa comunal del pueblo. De esta manera, no solo aprenden historia a través de los libros, sino que también comprenden sus raíces con el corazón. "Lo que más me gusta es bailar sobre cañas de bambú en el patio de la casa comunal, escuchando a mi abuela contar historias sobre nuestros antepasados que fundaron el pueblo. Me siento parte de esa historia", dijo Tien Loc, estudiante de noveno grado.
Casa Comunal del Pueblo: El Circuito Subterráneo de la Unidad Comunitaria
En una época en la que el hormigón y el acero sustituyen gradualmente los techos de teja y los pilares de madera de hierro, la casa comunal sigue siendo un oasis cultural que preserva con esmero sus valores fundamentales. Más que una simple reliquia, la casa comunal es una corriente subterránea que nutre la moral, conecta a las personas entre sí y conecta el presente con el pasado.
Muchas generaciones aún consideran la casa comunal el lugar más sagrado del pueblo. Allí, a los niños se les enseña etiqueta, los adultos discuten los asuntos del pueblo y los ancianos queman incienso en silencio cada mañana.
Antes de cada temporada de cultivo, la aldea se reúne en la casa comunal para orar por una cosecha favorable, difundir políticas de producción y compartir experiencias agrícolas. Es una imagen hermosa, sencilla y sostenible de una "democracia aldeana" profundamente vietnamita.
Las autoridades de todos los niveles en Thanh Hoa han reconocido ese papel especial. Las políticas de apoyo a la restauración de las casas comunales se integran en el nuevo programa de desarrollo rural. Si bien el presupuesto no es cuantioso, tiene un fuerte impacto: donde las casas comunales se mantienen en buen estado, la comunidad se une, el movimiento cultural se desarrolla y se garantiza la seguridad y el orden.
Y, sobre todo, es el lugar al que regresan quienes viven lejos. Los niños que viven lejos de casa se reúnen en la casa comunal cada vez que hay un aniversario o una fiesta del pueblo. Traen consigo nostalgia, gratitud y orgullo. La casa comunal, en aquella época, no solo era un objeto antiguo, sino también un símbolo de apego y tradición viva.
De cara al futuro, muchas localidades aspiran a construir casas comunales como "centros culturales indígenas": con planes de conservación específicos, un equipo para enseñar el patrimonio y actividades regulares para la comunidad y los turistas. Las casas comunales no serán "museizadas", sino que vivirán en su verdadero sentido como entidades sagradas e íntimas, que conectan memorias y evocan identidad.
Fuente: https://baovanhoa.vn/van-hoa/hoi-sinh-hon-cot-xu-thanh-giua-nhip-song-moi-146257.html
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