Vietnam cuenta actualmente con más de 80 millones de usuarios de Internet, lo que representa aproximadamente el 81% de la población (Informe Digital 2025 ). La popularidad de Internet y los dispositivos móviles ha traído consigo muchos beneficios en el aprendizaje, el trabajo y el acceso a los servicios públicos. Sin embargo, también ha venido acompañada de un rápido aumento de los delitos de alta tecnología, con niveles cada vez más sofisticados e impredecibles. Según datos del Ministerio de Seguridad Pública , en los primeros 6 meses de 2025, se detectaron y gestionaron más de 21.000 casos de fraude en línea, un aumento de casi el 18% en comparación con 2024. Esta cifra no solo muestra una tendencia creciente en la cantidad, sino que también refleja cambios impredecibles en la forma en que operan las redes criminales. Han surgido muchos trucos nuevos: desde suplantar a las autoridades para realizar llamadas y enviar mensajes amenazantes, hasta crear aplicaciones financieras camufladas para atraer a decenas de miles de participantes. En particular, la IA y la tecnología Deepfake se utilizan cada vez más para falsificar voces y rostros, creando situaciones fraudulentas que son difíciles de distinguir entre reales y falsas.
Muchos países han considerado la seguridad digital una competencia fundamental para los ciudadanos del siglo XXI. En Singapur, el programa de Defensa Digital se implementa desde la primaria, ayudando a los niños a aprender a identificar noticias falsas y a proteger sus cuentas personales. La Unión Europea (UE) lanzó la campaña "Internet más seguro para los niños" , que atrae a millones de participantes en línea cada año y contribuye a forjar una cultura de seguridad digital para las generaciones más jóvenes. La experiencia internacional demuestra que en Vietnam, mejorar las competencias digitales básicas de la comunidad no solo es una necesidad urgente para limitar el impacto económico , sino también un pilar fundamental en la estrategia para garantizar la seguridad nacional en el ciberespacio. Cada ciudadano debe convertirse en un "escudo digital" que utilice internet de forma responsable, sepa cómo protegerse y colabore para mantener un entorno digital seguro.

Habilidades digitales básicas para cada grupo objetivo
Para construir una comunidad digitalmente segura, es fundamental desarrollar un conjunto básico de habilidades digitales adecuadas a cada grupo objetivo, porque cada grupo de ciudadanos tiene características, riesgos y necesidades diferentes.
En primer lugar, los estudiantes son el grupo de edad que suele estar expuesto a internet y las redes sociales, y es fácilmente víctima de información falsa o trampas en línea. Por lo tanto, necesitan estar capacitados para proteger sus cuentas personales mediante el establecimiento de contraseñas seguras y la activación de la autenticación de dos factores. Además, es necesario enfatizar la capacidad de identificar noticias falsas, enlaces fraudulentos, solicitudes de amistad y actividades sospechosas. Igualmente importante, el comportamiento cívico en el ciberespacio ayudará a los estudiantes a evitar ser víctimas de acoso en línea o ser víctimas de delincuentes.
Para los trabajadores y obreros, la naturaleza de sus trabajos los convierte en blancos fáciles para publicidad engañosa que ofrece "trabajo fácil, salario alto" o solicitudes de préstamos encubiertas. Por lo tanto, este grupo de personas necesita estar más alerta y recibir orientación sobre cómo proteger su información financiera personal, siendo la regla fundamental no compartir códigos OTP ni códigos QR con desconocidos. Al mismo tiempo, al usar aplicaciones digitales en su vida diaria, como la banca en línea, los servicios médicos o la administración pública, deben dominar los principios de uso seguro para evitar ser víctimas de delincuentes.
Para las personas mayores, la principal dificultad reside en su falta de acceso a la tecnología, lo que las hace vulnerables a estafas telefónicas o enlaces falsos. Por lo tanto, necesitan orientación sobre las operaciones básicas para evitar el acceso accidental a contenido dañino, y deben estar especialmente alertas ante llamadas que suplantan la identidad de la policía, bancos o tribunales. Para minimizar los riesgos, una solución eficaz es consultar a los hijos o familiares antes de realizar transacciones financieras importantes.
Del análisis anterior se desprende que las habilidades digitales no pueden aplicarse con un modelo general, sino que deben diseñarse de forma sencilla, intuitiva, práctica y adecuada para cada grupo objetivo. Solo así, las habilidades pueden convertirse en hábitos sostenibles, mantenidos y repetidos con regularidad, en lugar de caer en el estado de "aprender una vez y olvidar".
Desarrollar habilidades de seguridad digital desde la concientización hasta el hábito
A lo largo de los años, el mundo ha implementado iniciativas típicas como el "Día de la Internet Segura" para difundir el mensaje de autoprotección en el ciberespacio. A partir de esta experiencia, Vietnam puede replicarla completamente con programas adecuados para el contexto nacional. Podemos empezar por lanzar el movimiento "Cada ciudadano es un escudo digital" a nivel nacional, instando a cada ciudadano a realizar al menos una acción de ciberseguridad al día, como actualizar contraseñas, habilitar la autenticación de dos factores o denunciar mensajes de spam. Es necesario organizar concursos en línea sobre habilidades digitales para estudiantes; esto no solo crea un espacio útil, sino que también contribuye a la formación temprana de hábitos de defensa digital, cuando la concienciación es más fácil de desarrollar. Además, la creación de vídeos cortos y vívidos que ilustren trucos de fraude en línea y su difusión en TikTok, YouTube y Zalo (plataformas que los ciberdelincuentes suelen aprovechar), ayuda a que el mensaje de alerta se difunda rápidamente entre las personas más vulnerables. En particular, la cooperación de la prensa, las redes sociales y las organizaciones de masas creará una ola comunitaria generalizada que contribuirá a la concienciación social y a la formación gradual de una cultura de seguridad digital sostenible y duradera.
Las campañas de seguridad digital tienen un mecanismo de acción de tres niveles. Primero, a nivel de concientización, la campaña ayuda al público a comprender la existencia de riesgos y a identificar situaciones peligrosas, como mensajes fraudulentos, llamadas falsas o enlaces falsos. Luego, a nivel de comportamiento, cuando el mensaje se repite regularmente y se vincula a acciones específicas, como cambiar las contraseñas regularmente, habilitar la autenticación de dos factores y denunciar contenido abusivo, los usuarios comienzan a cambiar su comportamiento en la realidad. Finalmente, a nivel de hábitos sociales, cuando los comportamientos seguros se mantienen y difunden entre muchas personas, se convierten gradualmente en normas comunes, creando así una cultura de seguridad digital sostenible y autorregulada.
Así, se puede observar que la campaña de propaganda no es una actividad de información unidireccional, sino que debe diseñarse como un proceso sistemático de cambio social, en el que los mensajes, las herramientas de comunicación y la participación comunitaria interactúan estrechamente. Es esta conexión la que convertirá a cada ciudadano de un receptor pasivo de información en un agente activo de la seguridad digital, contribuyendo a la creación de un sólido escudo comunitario contra las amenazas cada vez más complejas del ciberespacio.
Tres pilares para crear una comunidad digital segura
La construcción de una comunidad digitalmente segura puede concebirse como un ecosistema de tres niveles, en el que la familia, la escuela y la sociedad desempeñan roles complementarios e interactúan estrechamente. En primer lugar, la familia es el lugar donde se forman los hábitos y valores básicos. Cuando los padres acompañan a sus hijos en el uso de internet, estos no solo aprenden habilidades de seguridad sencillas, como establecer contraseñas seguras o desconfiar de enlaces desconocidos, sino que también adquieren pensamiento defensivo y un sentido de responsabilidad digital. Este es el primer paso para convertir la seguridad en línea en un hábito diario, en lugar de una habilidad aislada.

A continuación, las escuelas desempeñan un papel de difusión a nivel educativo colectivo. La integración de las habilidades digitales en el currículo, considerándolas una "competencia de ciudadanía digital" junto con las matemáticas, la literatura o las lenguas extranjeras, ayudará a los estudiantes no solo a adquirir conocimientos temporales, sino también a formarse en una hoja de ruta sistemática. Mediante actividades extracurriculares, simulacros situacionales o debates con expertos, la conciencia individual se consolida gradualmente en competencia comunitaria, creando una generación de ciudadanos digitales competentes y socialmente responsables.
A un nivel amplio e integral, la sociedad incluye los medios de comunicación, las organizaciones de masas, las agencias de gestión y la comunidad en línea... Cuando la prensa advierte con regularidad, las redes sociales difunden mensajes significativos y las organizaciones de masas implementan programas de educación comunitaria, la seguridad digital ya no será responsabilidad exclusiva de cada individuo, sino que se convertirá en una norma social común. Este es el motor que impulsa a los pequeños comportamientos de seguridad a convertirse en hábitos colectivos y a construir gradualmente una cultura de seguridad digital sostenible.
En otro enfoque, los tres pilares (familia, escuela, sociedad) conforman un triángulo de mecanismos de impacto en la comunidad de seguridad digital. Cuando estos tres pilares operan en sincronía, se complementan e interactúan estrechamente, forman un círculo de protección seguro que ayuda a la sociedad a afrontar eficazmente las amenazas cada vez más complejas de la era digital.
Fuente: https://nhandan.vn/ngan-chan-lua-dao-truc-tuyen-bang-ky-nang-so-co-ban-post906468.html
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